YouTube se ha convertido en el espacio más grande de música de stock del mundo. No, no bromeo: este canal es celestial. Y este otro. Y uno mas, No Copyright Music. Music For Creators también es muy útil. Ah sí, y este. Venga, y uno más. Podría pasarme así el día entero. Se recicla, se comparte, se transmite.
El ecosistema youtuber ha propiciado un escenario ideal para los proveedores de contenido, tanto audio como vídeo. De un año a esta parte, DJ’s profesionales suben sus sesiones para que otros las reutilicen, canales que antes subían una hora de maquetas casi desconocidas, hoy las radian, directamente. Porque YouTube, vía streaming, contiene más emisoras y en mejor calidad de transmisión que cualquier otra radio en todo el planeta.
Este sistema plantea una duda: ¿de verdad puedo usar toda esa música para mi proyecto? ¿Tengo la total libertad de juguetear con ella y crear un producto comercial con ella? Bueno, sí y no, veamos cómo funciona este nuevo modelo.
COPYLEFT: ES MÍO PERO PUEDES QUEDÁRTELO
En primer lugar, hay que destacar que la mayoría de estos canales suben material bajo el amparo de la Creative Commons — Attribution 4.0 International. Puedes consultar el enlace aquí mismo. Esencialmente, nuestra misión como receptores y usuarios se reduce a citar al autor e indicar si se han realizado cambios oportunos para adaptarlos. Toda manipulación del original debe ser documentada, igual que la fuente original.
A cambio de referenciar a la persona o personas responsables, podemos incorporar esta música en nuestras obras, incluso cuando se convierten en proyectos de éxito. No hay copyright, no hay regalías ni royalties comerciales. Eso sí, existe una ley no escrita que recomienda no usar música open source para según qué proyectos. Por ejemplo, nunca premiarían una película a Mejor Banda Sonora original si recicla música. De hecho, según las bases, incluso puede no entrar en competición.
A diferencia de plataformas como Bensound, bajo esta directriz no tienes que pagar licencia de uso. Creative Commons está acogido acogido dentro del copyleft; en esencia, esta es una práctica que permite la libre distribución, con o sin modificación de la obra, sobre la que se puede exigir un derecho de preservación. Es el autor quien marca el “nivel” en derechos de uso.
COPYRIGHT: PAGA SI QUIERES TOCARLO… O ESPERA 50 AÑOS
La ley de propiedad intelectual y sus distintas actualizaciones conforman un conjunto de normas jurídicas y principios donde se incluye tanto la responsabilidad del autor —registrar, reglamentar y fiscalizar las obras originales—, al mismo tiempo que cuenta con una serie de derechos morales y patrimoniales. Y así llevamos desde 1710, desde el Estatuto de la Reina Ana.
Todo autor tiene derecho a registrar su obra. De hecho, la autoría no caduca, es vitalicia y está asociada a un nombre real. Caemos con frecuencia en la confusión de asociar propiedad intelectual con derechos de explotación. Si tú inventas una idea, una vez te concedan la patente esa idea será tuya para siempre.
Si a cambio de una suma de dinero, y previo acuerdo reglado, decides ceder derechos de explotación, otra persona u organización podrá comercializar y lucrarse de ella. Pero la oferta de alargar este contrato tiene un límite, distinto para cada país —además de los baremos marcados por los derechos territoriales—. Cuando una obra pasa a dominio público, a partir de aquí un intérprete puede ejecutar la pieza sin tener que dar explicaciones.
Esta es una constante en la industria musical: a menudo conocemos al cantante que interpreta cierta pieza de jazz, pero no a su compositor original, porque hace años que caducaron. El autor aparecerá siempre como una nota al margen, pero la estrella que popularice o reinterprete esta pieza será quien la ponga en el radar. Al fin y al cabo, el arte es mutante y permeable.
THE INTERNET ARCHIVE
Por suerte, existen muchos medios que preservan la música y, además, te permiten hacer uso de ella. Además de escucharla, como es obvio. Internet Archive cuenta con un registro de 2,5 millones de piezas de audio libres de uso: discursos, programas de radio, interpretaciones caseras, grabaciones profesionales, de todo.
Al igual que en Public Domain 4U, en Internet Archive se cumple una doble función: se registra, observa y conserva arte creado durante el tiempo y se ofrece a nuevas generaciones para convertirse en algo nuevo. La web cuenta con la opción de descargar en diferentes formatos. Una vez en nuestro poder, ya podemos producir nuevas piezas a partir de ella.
NOISETRADE
NoiseTrade pide al usuario que descarga que, a cambio, deje caer algo de dinero o al menos permita recopilar algún dato del usuario (correo electrónico) para que el artista o la plataforma pueda recomendarte música similar. Un modelo muy similar a Bandcamp donde el fan alimenta la cartera de los autores de forma directa, sin intermediarios.
Por desgracia, NoiseTrade no ha logrado el éxito de Bandcamp —225 millones de dólares pagados a artistas desde su fundación en 2008—, ni cuenta con un catálogo tan amplio —610.000 discos le avalan—.
Por supuesto, existen muchas canciones grátis y es una de las vías más comunes para darse a conocer. El viejo «págame en visibilidad» sirve para quienes no cuentan con recursos. Por el contrario, si eres creador, obtienes un widget para insertar y página de usuario desde la que puedes promocionar tus pistas, demos, playstis y demás.
FREE MUSIC ARCHIVE
Free Music Archive actúa de forma similar a las anteriores, pero cuenta con una librería enorme y en alta fidelidad. Y toda gratis; nada de medias tintas. Free Music Archive es un verdadero oasis de la filosofía Creative Commons, el hogar de los creadores libres que toman tanto como ofrecen.
JAMENDO
Jamendo es una plataforma similar a SoundCloud y Bandcamp: el creador sube su archivo MP3 y cualquier usuario puede descargarlo. Algunos archivos permanecen protegidos a través de una pasarela de pago, pero es muy poco común que los artistas bloqueen sus archivos. Además, siempre disponen muestras previas y la posibilidad de escuchar las canciones desde el navegador, sin descargar nada.
AUDIOBLOCKS
AudioBlocks cuenta con uno de los stocks más variados del mercado: puedes descargarte una pista de minimal techno o una interpretación de cualquier standard de jazz llevado a cabo por una big band de altos vuelos. A cambio, cada pista se convierte en un contrato de uso: si quieres obtener algún beneficio comercial, tendrás que alquilar una licencia de uso.
En cambio, si sólo deseas usarla en proyectos sin ánimo de lucro, por mera difusión o uso privado, puedes descargar esa canción tantas veces como desees. También existe la posibilidad de asociarse a la plataforma y pagar una suscripción con la que poder usar cualquier contenido de la web —incluso cuando nos caduque el servicio premium—. La plataforma cuenta además con su eslabón en vídeo, VideoBlocks.
MUSOPEN
Musopen se dirige a los músicos y amantes de la música clásica. Libre de regalías, por supuesto. Puedes buscar el tipo de pieza, compositor, intérprete, instrumento, tempo o formato. Este proyecto colaborativo es ideal para profesores de música, coreógrafos o videógrafos que buscan interpretaciones profesionales y creadas por una comunidad apasioanada.
En Musopen se puede realizar una pequeña aportación monetaria para mantener el proyecto. Todo nació de un Kickstarter donde se aspiraba a disfrutar de las grandes piezas clásicas sin preocuparse por royalties ni copyrights a medio caducar. La idea, por supuesto, es utilizar piezas de dominio público con la que crear una inmensa librería para todos los internautas.
Y, como el viejo dicho, no están todos los que son aunque son todos los que están. No dejes de bucear en Internet: no hace falta pagar una verdadera fortuna por musicalizar un proyecto —o para disfrutar de buena música—.
En Nobbot | Cómo buscar canciones tarareando o silbando la melodía
Imágenes | Pixabay
Magnífico artículo, muchas gracias por tan rica información y semejante trabajo de investigación.
Un saludo.