Vivimos en sociedad y eso significa que guardamos ciertas normas. No nos dedicamos simplemente a hacer lo que nos da la gana, sino que tenemos presente la comunidad a la que pertenecemos. Desde niños, nos han enseñado ciertas normas básicas para que la convivencia con los otros sea posible. Reglas basadas en el respeto, la atención, la educación… Pero, hete aquí, que ahora vivimos en un mundo nuevo en el que cada vez pasamos más y más horas de nuestro día: Internet. Y aquí, aunque no nos veamos las caras, también es fundamental seguir unas normas comunes para todos. De esto trata la netiqueta.
¿Qué es la netiqueta?
La netiqueta es, como su propio nombre indica, la etiqueta que guardamos en la red. No se trata de ponernos guantes para teclear o peinarnos antes de dejar un comentario, nadie nos está viendo. Y, por eso mismo, es más importante que nunca guardar ciertas normas de comportamiento, para que las interacciones con otros usuarios lleguen a buen puerto.
Usar la netiqueta de manera correcta es, en realidad, traspasar las normas de civismo que tenemos en nuestra vida diaria, con aquellos con los que convivimos en nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra escuela… al marco digital. Si en nuestro día a día somos respetuosos con el prójimo, si no insultamos a nadie sin más, si no somos groseros ni herimos a quien nos cruzamos por la calle, ¿por qué hacerlo con una persona con la que entablamos una relación por Internet?
No me seas troll
Todo lo referido a la netiqueta, o la buena educación en Internet, cobra más importancia que nunca en unos tiempos en los que el troll corre por la red. ¿Quién es el troll? Si de pequeños, nos daba miedo el coco, el conde Drácula o los Teletubbies, ahora, de mayores, tememos como al veneno a un ser que deambula por las diferentes webs. Bueno, no es uno sólo, sino muchos. El propósito del troll es… a saber cuál. Pero su forma de actuar se fundamenta en molestar, incluso insultar a otro usuario que simplemente, buscaba una interacción normal. El troll se escuda en la invisibilidad. Nadie ve su rostro ni conoce su nombre y él, emboscado en ese anonimato encuentra satisfacción en herir a otros.
Si vivimos cada vez más en la red es porque encontramos respuestas, información, resolvemos dudas, aprendemos sobre diferentes cuestiones, absorbemos todo lo que la cultura digital tiene de bueno. Para que todo esto fructifique como un árbol sano, la netiqueta se vuelve fundamental.
Las diez reglas de la netiqueta
El IETF (Internet Engineering Task Force) es un grupo de trabajo internacional que regula los procesos y estándares de la red de manera que diferentes áreas de la misma se vean normalizadas de una manera práctica y eficiente. En 1995, esta organización estableció diez normas básicas para la netiqueta. Las reglas de la buena educación en Internet.
- Todos somos personas. Igualito que en nuestro día a día. Todos tenemos nuestro corazoncito y sensibilidad. Nuestros padres nos enseñaron a respetar a los otros y a tratarlos como queremos que nos traten a nosotros. Así que la primera regla de la netiqueta apuesta, ni más ni menos, que por trasladar esta simple norma de convivencia al marco digital. Nunca hemos de olvidar que quien está al otro lado, a pesar de la distancia física que pueda separarnos y de que no nos veamos las caras, es una persona igual que nosotros.
- En la red como en la calle. La segunda norma de la netiqueta vuelve a centrarse en una obviedad que, por su pura simpleza, nos puede pasar por alto. Las reglas del comportamiento, los estándares de educación en la red tienen que ser los mismos que usamos en nuestro día a día, con las personas de nuestro entorno. La forma de actuar que tenemos con nuestra vecina, nuestro panadero o el señor que conduce el autobús es la que hemos de emplear en Internet. Y esto no sólo incluye ser educado, sino también no hacer nada ilegal, respetar la privacidad y los derechos de autor.
- La netiqueta depende del contexto. De nuevo, podemos entender esta norma con una aplicación a la vida ordinaria. No actuamos de igual forma cuando estamos con nuestros amigos que con un desconocido. Cada espacio tiene su propia forma de interactuar y saber estar. Cada foro, chat, red social, tiene sus propias costumbres por lo que, antes de actuar, es mejor informarse de cuál es la manera correcta de hacerlo.
- Respetar el tiempo y el ancho de banda. El tiempo es oro, ya lo sabemos. Pero no sólo el nuestro, también el de los demás. Por eso, la netiqueta aconseja que nuestros mensajes sean claros, concisos, manejables… Para que el receptor pueda entender lo que queremos decir sin tener que invertir más tiempo del necesario. Además, no hemos de agobiar a nuestro interlocutor para que nos responda. Cada uno tiene su propia forma de actuar, de expresarse, necesita un tiempo para asimilar un mensaje… Otra cosa que la netiqueta rechaza es el hecho de no contestar un mensaje que sabemos que nuestro interlocutor espera.
- Nuestra mejor cara. Dar lo mejor de nosotros mismos en cada interacción. Eso significa usar una buena gramática y ortografía, tratar de expresarnos de manera coherente y clara. Ser simpáticos y agradables. En fin, a todos nos gusta caerles bien a los demás, generar estima y respeto. Para ello, cuando estamos en Internet, nada mejor que cuidar nuestro lenguaje y no ser ofensivos. Sin duda, juzgamos a los demás por su manera de escribir; así que no olvidemos que ellos también nos juzgan a nosotros.
- Compartir es vivir. Una de las mejores cosas que tiene Internet es todo ese conocimiento que está al alcance de la mano. Sobre cualquier tema, existe un artículo, una opinión, una noticia. Compartir lo que sabemos es fundamental para que la experiencia sea más enriquecedora y productiva, para que la red sea una enciclopedia de los saberes humanos tremendamente útil y positiva. Y no se trata sólo de hablar de lo que sabemos, sino de lo que hemos leído y visto, de lo que otros nos han aportado. Y, desde luego, si alguien no sabe algo y tú puedes ayudarle, hazlo. Recuerda que tú también lo aprendiste en su momento
- Debates, sí. Peleas, no. ¿Cuántas peleas se producen al día en Internet? Imposible contabilizarlas. Y sobre cualquier tema además: política, economía, religión… Pero también deportes, series o personajes del corazón. Intentar mantenerse alejado de las discusiones es un buen principio que defiende la netiqueta. De nuevo, se fundamenta en respetar las opiniones de los demás, no atacar, sino argumentar. Y si los demás lo hacen, no juzgarles por ello. Un momento de exaltación, lo tenemos todos. Además, si decidimos intervenir en un tema polémico, saber de qué estamos hablando, no lanzar mensajes porque sí, sino que éstos tengan valor para el debate, no para echar más leña al fuego.
- La privacidad del otro. Al igual que cuando vamos a casa de una persona, no entramos en su habitación y comenzamos a revolver en sus cajones, también hemos de respetar a los demás cuando compartimos un ordenador. No leer sus correos, no buscar sus archivos, no indagar en sus mensajes privados… Y de nuevo, vamos a la regla básica: No hacer a los demás lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros.
- El abuso de poder. En la red, algunas personas saben más que otras sobre programas, sistemas, software, hardware… El hecho de tener estos conocimientos nos puede suponer una ventaja respecto a los demás que nunca debemos jugar en su contra. O dicho de una forma muy sencilla: No nos podemos aprovechar de otro porque sepa menos que nosotros, al revés, tener un conocimiento mayor sobre un tema nos debería hacer más responsables.
- Errare humanum est. Ya lo decían nuestros antepasados y eso que no tenían ordenadores, ni Facebook ni Snapchat. Todos nos equivocamos y lo que la netiqueta nos dice (y la educación del día a día que, de nuevo, es totalmente aplicable) es que no debemos condenar a alguien por errar. Entre otras cosas, porque otro día nos puede pasar a nosotros y, como es normal, bastante sufrimos con habernos equivocado como para que nos lo estén recordando cada dos por tres.
Imagen | Pixabay
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