El 9 de junio de 2008, ‘The New Yorker’ publicaba, como en cada tirada, una portada mordaz. En ella se ve a un librero abriendo su tienda mientras la vecina de al lado recibe un paquete de Amazon. Con ella, el ilustrador Adrian Tomine quería denunciar el imparable avance de la compañía fundada por Jeff Bezos y la destrucción de empleos.
Casi 10 años más tarde, José Rosales rescataba la portada en un tuit. “Brutal portada”, comentó de forma escueta. En unas horas, el tuit se hizo viral, y memes de la portada aparecieron como setas. Quien suscribe estas líneas también hizo uno, claro. Vivimos en tiempos de meme.
La portada y la estructura del meme
Los chistes, las portadas y los memes tienen estructura, aunque cuando la vemos quizá la gracia se diluye. Tomine lleva años trabajando para que sus críticas de humor ácido salgan como tirada en el ‘The New Yorker’ y otros medios. Y es un genio. Consigue explicar con una imagen lo que considera un problema social.
En aquel momento de 2008, Amazon empezaba a verse como un problema para el pequeño comercio. Para ello hay que remontarse unos años, cuando el gigante se llamaba Cadabra y empezaba a vender libros. Bezos eligió este producto por encima de CDs, ordenadores, programas y vídeos. Los libros son asequibles y hay una enorme variedad.
Además, pueden ser catalogados por muchos parámetros (edad objetivo, longitud, autor, editorial, temática…). Se trata de un producto perfecto para montar una tienda online mundial en la que la frontpage sea un anuncio con contenido personalizado. Como demostró después con Goodreads, es posible usar minado de datos para hacer recomendaciones.
Ahora Amazon vende de todo, y muchos lectores no serían capaces de entender la crítica de 2008. Pero esta estaba clara: Amazon arruina a la librería de barrio. Recordemos que en noviembre de 2007 Amazon había lanzado un producto revolucionario. Se llamaba Kindle e iba a borrar de la faz de la tierra los libros.
Si la portada de Adrian Tomine resulta aún más violenta es porque el librero y la clienta de Amazon se miran mutuamente. Mientras, el repartidor permanece impasible. “La cosa no va conmigo”. Y esa es precisamente la estructura del meme:
- Hay un producto deseable (paquete y repartidor).
- Una persona que lo desea (cliente).
- Hay otro agente que se queda atrás (librero).
En efecto, es la misma construcción del meme ‘distracted boyfriend’. Quizá por eso también encontramos crossovers interesantes como el de abajo:
portada new yorker pic.twitter.com/sAsZ3xyapU
— nabysa (@nabysa) May 13, 2018
Lo importante es criticar la portada
Quizá sea la cultura hispanohablante y el amor a la crítica constructiva, pero las respuestas no se hicieron esperar. Y ha habido de todo: defensores del modelo de negocio basado en internet, libreros criminalizando la empresa de Bezos, aquellos que la colocan sobre un pedestal… y quien no deja títere con cabeza.
Destacan las respuestas de quien le saca punta absolutamente todo. Por ejemplo, hubo muchísimos comentarios (y memes) sobre el tamaño del pantalón del repartidor. En la mayoría de casos, lo colocaban como una víctima más del sistema. Una de la que poder reírse, claro.
portada new yorker pic.twitter.com/MSNyku52S2
— nabysa (@nabysa) May 13, 2018
Tampoco faltaron las críticas a la hora a la que abría la tienda el librero. Por lo general, el reparto de Amazon a particulares (ella vive en un portal) se realiza a última hora. Primero van los comercios, que cierran para comer, y después las entregas particulares al volver del trabajo. Algunos chistes comentaban que la culpa de hundirse era del librero. ¡Madruga, hombre!
— Sr.Jimvill (@SrJimvill) May 14, 2018
El contenido de la caja fue otro de los grandes blancos. ¿Por qué todo el mundo piensa que es un libro? Armas, animales disecados o juguetes sexuales fueron algunas de las apuestas. Incluso Pepe Colubi contribuyó a la crítica del modo en que entendemos la portada. Curiosamente, sin decir ninguna obscenidad.
Mi interpretación: la chica ha pedido una pistola por Amazon para acabar con la tertulia de hipsters que se quedan cada noche bebiendo hasta las tantas en el almacén de la librería. pic.twitter.com/2elR5DZXEn
— Pepe Colubi (@pepecolubi) May 13, 2018
Retorciendo el meme al limite
Como ocurría con el meme ‘Distracted boyfriend’, que tuvimos la oportunidad de comentar hace tiempo, también encontramos metachistes o bromas a varios niveles. Por ejemplo, cambiando la historia o dándole un giro adicional. El meme de abajo explica con humor bastante bruto la propia portada haciendo hablar a sus protagonistas:
— Al Pacino (@ElPatochadas) May 12, 2018
En un comentario al tuit de Colubi, otro tuitero planteaba una alternativa modificando la obra de Tomine. En esta nueva escena, el repartidor va a entregar un paquete a la librería pero está cerrada. Acude a la vecina y en ese momento aparece el cliente (que a su vez es el librero). Tiene sentido si tenemos en cuenta que buena parte de los libreros tiene cuenta de vendedor en Amazon.
Pues yo me imaginaba algo más así… pic.twitter.com/KlUcZ19I6A
— Chema García (@ugh_fm) May 13, 2018
Buena parte de los chistes son demasiado groseros y hemos preferido dejarlos en Twitter. Otros convierten los libros del escaparate en objetos que directamente no podemos poner aquí. Por fortuna, los hay que mantienen un nivel relativamente aceptable para PEGI 13:
— Aquel Coche (@Aquel_Coche) May 13, 2018
El meme basado en la portada de Adrian Tomine ha tardado 10 años en aparecer. Esto hace más difícil determinar dónde aparecerá el próximo chiste. Como dijo Antonio Guillem, autor de la fotografía que dio lugar al meme ‘Distracted boyfriend’, “el mérito ni siquiera es mío, es del tipo que creó la metáfora”. Tomine clavó la expansión de Amazon, pero el meme no es suyo.
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Imágenes | The New Yorker