Pulseras cuantificadoras y smartwatches, ¿hype o necesarios para los usuarios más tecnológicos?

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Una de las tendencias que han llegado con fuerza al mercado de los consumidores son los wearables. Dentro de ellos destacan las pulseras cuantificadoras y los smartwatches, pero ¿son realmente necesarios para los usuarios más tecnológicos? Lo cierto es que parece que la tendencia a medir todo lo que hacemos, a cuantificar diversas actividades, desde el sueño a la cantidad de pasos que andamos al día, parece imparable.

La diferencia entre ambos dispositivos es patente. Las pulseras cuantificadoras son más sencillas, con menos funcionalidades, pero a cambio lo que hacen suelen hacerlo de manera más efectiva que un smartwatch. Utilizando una analogía, podríamos decir que la pulsera cuantificadora y el smartwatch serían semejantes a un ebook y una tablet. Los usuarios que hagan un uso más intensivo de los datos que recogen estos dispositivos serán los que más partido les saquen.

Pulseras cuantificadoras, midiendo la actividad sin darnos cuenta

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La ventaja de las pulseras cuantificadoras está en su sencillez. Su funcionalidad depende mucho del tipo de modelo, así como la variación de su precio, desde los 20€ hasta los 200€ de los más avanzados. Destacan por tener una batería de larga duración, que suele dar una autonomía a los dispositivos de una semana más o menos.

Esto hace que siempre se lleven puestas, por lo que ayudan a cuantificar actividades como el sueño, además de un completo historial de las actividades físicas que llevamos en nuestro día a día, no sólo cuando estamos haciendo ejercicio, sino también durante el resto del día, cuando caminamos, subimos escaleras, etc. Facilitan un historial de actividad que puede ayudar a fijar objetivos y lograr que sus usuarios sean más activos.

Además, muchos modelos no dependen de un smartphone, por lo que el control de los datos puede resultar más sencillo. Para los usuarios que no tienen buena relación con la tecnología puede ser un dispositivo más cómodo de utilizar que un pulsómetro, por ejemplo, ya que no tienen que ponerlo en marcha y se acumulan hasta un mes, facilitando un control de actividad por ejemplo para personas mayores.

Smartwatch, cuando es incómodo utilizar el teléfono

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El smartwatch supone un cambio de modelo. Se trata de un dispositivo mucho más versátil, que, además de cuantificar nuestra actividad, puede realizar muchas más cosas: responder mensajes y llamadas desde el teléfono, o recibir notificaciones (que también tienen disponibles los modelos más avanzados de pulseras). Eso sí, en su mayor parte van a depender del smartphone para sacarles todo el partido.

La duración de la batería es otro de sus puntos débiles. En pocas ocasiones tienen una duración que vaya más allá de un día, por lo que lo habitual es cargarlos por la noche, al margen de que no son adecuados si lo que buscamos es cuantificar actividades como el sueño. También son más pesados e incómodos de llevar si realizamos actividades físicas, como correr, nadar o montar en bicicleta, por citar algunos ejemplos.

Tienen más sentido como una evolución del reloj de pulsera que como un complemento para el smartphone. Lo cierto es que al incorporar diferentes sensores igual que las pulseras cuantificadoras, como giroscopio, acelerómetro, podómetro o barómetro, permiten monitorizar nuestra actividad diaria mejor que como lo haría un smartphone.

La información que podemos tener en la muñeca puede ser interesante para ver la previsión del tiempo o escuchar y controlar música, pero no evita que tengamos que llevar con nosotros el smartphone. Esto lo invalida por ejemplo para los practicantes de running, ya que deben llevar igualmente ambos dispositivos, mientras que si utilizamos una pulsera será más cómodo y ligero en combinación con un pequeño MP3 para escuchar música mientras se corre.

A la vez, tiene un valor añadido para los usuarios que no pueden sacar el teléfono en determinados ambientes al estar mal visto, como podría ser una reunión o cuando estamos en el trabajo. Es en estos momentos cuando realmente el smartwatch da lo mejor de sí mismo, pero lo cierto es que para la mayoría de los usuarios no supone una diferencia sustancial.

Un modelo interesante para controlar la salud

Quizás estos dos dispositivos tienen un futuro muy interesante en el mundo de la salud. Quizás no sea como una pulsera cuantificadora, tal vez sea el tatuaje digital la solución perfecta para proporcionar los datos de los pacientes y facilitar un servicio de telemedicina que permita controlar la salud de los pacientes o saber si han seguido o no las prescripciones del médico.

Igualmente, la cantidad de datos que ofrecen puede ser muy interesante a la hora de controlar la actividad física por parte de los médicos, especialmente en pacientes con enfermedades crónicas o que están obligados a realizar determinada actividad diaria. La información se puede volcar en el historial del paciente, evitando con ello que puedan mentir a su doctor.

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Imagen | Pixabay

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