Tras retomar el control de Afganistán y ‘blanquear’ su imagen, muchos se preguntan si las redes sociales deberían censurar el contenido subido por los talibanes. Algunas como YouTube y Facebook ya lo están haciendo, otras dudan en su respuesta.
¿Tiene sentido que haya altos cargos talibanes hablando en Twitter y Trump siga con sus cuentas congeladas?
Tras la salida del ejército norteamericano, los talibanes dejaron entrever sus nuevas directrices en cuanto a comunicación. En una rueda de prensa en inglés y con una imagen cuidada, aprovecharon para arremeter contra Facebook. Se preguntaron por la supuesta la libertad de expresión en dicha red.
A ojos occidentales puede sonar sorprendente, pero la cuestión desvela una interesante paradoja. Aunque ‘vendan’ a Estados Unidos como el demonio, los talibanes dependen de empresas norteamericanas para moldear su imagen hacia el exterior.
Y eso pone en un brete a dichas corporaciones. Mientras Facebook y YouTube censuran el contenido oficial talibán, en Twitter sus portavoces tienen cuentas activas con cientos de miles de seguidores. Lo que ha llevado a situaciones tan delirantes como una supuesta ‘negociación’ con una ‘rana’ de la que hasta Elon Musk se hizo eco.
La noche de las ranitas embajadoras pic.twitter.com/J3hd0tC1AP
— ????????????? (@PPfobo) August 20, 2021
Talibanes 2.0: SU cambio de estrategia en las redes sociales
La relación de los talibanes con la tecnología ha girado 180 grados desde su último gobierno. Durante los noventa impusieron prohibiciones a la televisión y al incipiente internet por su contenido “incorrecto, obsceno, inmoral y contrario al islam”. Al ser expulsados del poder en 2001 comenzaron a publicar vídeos online y, desde entonces, son adictos a Facebook, Twitter, WhatsApp y Telegram.
La novedad en 2021 ha sido acompañar su toma del país con una campaña integral en redes. Subrayaban los supuestos fracasos del gobierno de Kabul (Afganistán) y se jactaban de sus éxitos usando hashtags como #kabulregimecrimes, #westandwithTaliban o #??????_?????_?????_????????_??????? (en español, ‘con la ayuda de Dios la victoria está cerca’).
Lo que más sorprende a los expertos es que han cambiado su público objetivo. Antes se dirigían a la población del país. Ahora, tratan de convencer a los occidentales de que no son tan malos como los ‘pintan’. Una tarea complicada, ya que cada vez hay más pruebas de su extremismo y brutalidad.
El dilema de las redes sociales: cómo actuar ante el gobierno talibán
Mientras la comunidad internacional decide el grado de reconocimiento a este nuevo gobierno, en Silicon Valley se ven forzados a tomar decisiones incómodas. Facebook, Instagram y YouTube no permiten cuentas talibanas, aunque, por supuesto, existe propaganda no oficial del régimen.
Facebook, incluyendo a Instagram y WhatsApp, justifica su decisión en que “los talibanes están sancionados como una organización terrorista bajo la ley de Estados Unidos”. YouTube también las censura. Twitter no ha prohibido de momento ningún perfil, aunque permanecen “vigilantes”.
Es en esta última donde más y mejor se mueven. Sus principales líderes tienen cuentas no verificadas con cientos de miles de seguidores. Estos nuevos ‘talibanes 2.0’ se han formado en Pakistán y, como no suplantan cuentas ni incitan a la violencia, a Twitter le cuesta justificar el cierre de sus perfiles.
Las redes sociales durante un gobierno talibán, un problema para la ciudadanía afgana
Que los dirigentes talibanes usen en su beneficio las redes sociales no significa que permitan al pueblo hacer lo mismo. Durante las primeras muestras públicas de disidencia, con vídeos de protestas por las calles de Kabul, no han ejercido demasiada presión. Sin embargo, nada impide que endurezcan su postura en cuanto vire el foco mediático.
Así hemos podido conocer la campaña en las redes de unas mujeres afganas. Usando hashtags como #DoNotTouchMyClothes y #AfghanistanCulture, reivindican sus coloridos vestidos tradicionales en protesta contra los estrictos códigos de vestimenta impuestos.
El miedo es que, más allá de las relaciones públicas, utilicen las redes para perseguir a disidentes. Facebook y Twitter ya facilitan herramientas para que usuarios afganos protejan sus perfiles con un solo clic. También preocupa que los talibanes se hayan apropiado de tecnología sofisticada para procesar datos biométricos.
El problema de fondo: «who watches the watchmen?»
A estas alturas, el impacto de las redes en la sociedad no es un tema que solo interese a padres y educadores. En los últimos años, las grandes tech se están teniendo que enfrentar al complejo dilema de cómo y cuándo restringir el acceso de líderes políticos a sus plataformas globales.
Y, como usuarios, a veces aplicamos una perspectiva interesada. Tras las impactantes imágenes del asalto al Capitolio de Estados Unidos pudimos alegrarnos de que Twitter, Facebook e Instagram bloquearan las cuentas a Trump. ¿No estamos concediendo un poder desmesurado a ciertas corporaciones? ¿Están capacitadas para tomar decisiones tan críticas?
Los expertos se muestran preocupados de que estos límites no dependan de organismos reguladores, ni de autoridades gubernamentales. ¿Hay una soberanía digital independiente de la soberanía democrática? Cuando se debate si existe verdadera neutralidad en las redes durante conflictos bélicos, esta pregunta se revela de enorme importancia.
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Imágenes | Portada: foto de Andre Klimke en Unsplash. Imagen interior: foto de Sohaib Ghyasi en Unsplash, foto de Ehimetalor Akhere Unuabona en Unsplash.