Imagina que cada vez que ves una nota musical, también puedes saborearla. O que los números tienen colores específicos en tu mente. Estos fenómenos se conocen como sinestesia, una condición fascinante en la cual los sentidos se entrelazan y se fusionan de formas extraordinarias.
Uno de los tipos más comunes de sinestesia es la sinestesia grafema-color, en la cual las letras o los números se asocian con colores específicos. Por ejemplo, una persona sinestésica puede ver la letra «A» como roja, la «B» como azul y así sucesivamente. Esta asociación entre letras y colores es tan fuerte que para ellos es natural y automática.
Otro tipo de sinestesia común es la sinestesia auditiva-visual, donde los sonidos provocan la percepción de colores o formas visuales. Por ejemplo, una sinestésica puede ver destellos de colores al escuchar una melodía o experimentar patrones visuales complejos cuando alguien habla.
La sinestesia puede ser una experiencia fascinante, pero también puede afectar la vida diaria de las personas que la experimentan. Algunos sinestésicos pueden sentirse abrumados por la intensidad de las experiencias sensoriales fusionadas, especialmente cuando se encuentran en entornos ruidosos o caóticos. Sin embargo, también hay casos en los que la sinestesia se percibe como una ventaja, ya que puede estimular la creatividad y la memoria.
sinestesia creativa
Luis Fuentes, Catedrático de Psicología Básica de la Universidad de Murcia, explica en The Conversation que hay muchos sinestetas en el mundo del arte. Por ejemplo, para Kandinsky el sonido de la tuba era de color bermellón, el compositor Franz Liszt veía distintos tonos musicales en diferentes colores y Vicent Van Gogh veía colores cuando tocaba el piano, algo que el pintor interpretó como una manifestación de su locura.
La investigación sobre la sinestesia ha revelado que esta condición puede tener una base genética y está relacionada con diferencias en la estructura y función del cerebro. Los estudios con resonancia magnética funcional han demostrado que los sinestésicos tienen conexiones neuronales más fuertes entre las áreas sensoriales del cerebro, lo que podría explicar la fusión de los sentidos.
«Para algunos investigadores -explica Luis Fuentes- todos nacemos sinestetas, es decir, con conexiones neuronales atípicas entre distintas partes del cerebro. Con el tiempo, sabemos que se produce una poda en el cerebro que hace que muchas conexiones neuronales desaparezcan. Es posible que en algunas personas esa poda no sea completa, de modo que algunas de esas conexiones se mantienen intactas, dando lugar a las experiencias sinestésicas».
«Para otros investigadores -añade-, dichas conexiones están presentes en todas las personas pero inhibidas, excepto para los sinestetas quienes, por algún motivo que desconocemos, las mantienen activas. Si las conexiones están en todas las personas, cabe preguntarse si alguien que no es sinesteta puede experimentar percepciones sinestésicas».
la realidad subjetiva
La American Psychological Association estima que una de cada 2.000 personas son sinestésicas en mayor o menor grado. Una condición que suele repetirse entre miembros de una misma familia y que es más común entre las mujeres.
La sinestesia plantea preguntas fascinantes sobre la naturaleza de la percepción humana y cómo nuestros cerebros interpretan e integran la información sensorial. Al estudiar a las personas con sinestesia, los científicos esperan descubrir más sobre la forma en que nuestros cerebros crean la realidad subjetiva y cómo podemos aprovechar al máximo nuestro potencial sensorial. Si bien aún hay mucho por descubrir sobre esta condición, no cabe duda de que la sinestesia es un recordatorio asombroso de la diversidad y la complejidad de la experiencia humana.
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