Investigadores de la Universidad de Washington y la Universidad de California en San Diego han demostrado que un smartphone puede usarse como oxímetro pues es capaz de detectar niveles de saturación de oxígeno en la sangre de hasta el 70%.
Condiciones como el asma o COVID-19 hacen que sea más difícil para los cuerpos absorber el oxígeno de los pulmones. Esto conduce a porcentajes de saturación de oxígeno que caen al 90% o menos, una indicación de que se necesita atención médica.
En una clínica, los médicos monitorean la saturación de oxígeno usando oxímetros de pulso, esos clips que se colocan sobre la punta de los dedos o la oreja. Pero monitorear la saturación de oxígeno en el hogar varias veces al día podría ayudar a los pacientes a vigilar los síntomas de COVID, por ejemplo.
Pues bien, la técnica desarrollada por los investigadores estadounidenses consiste en que los participantes coloquen su dedo sobre la cámara y el flash de un teléfono inteligente, que utiliza un algoritmo de aprendizaje profundo para descifrar los niveles de oxígeno en la sangre. Cuando el equipo administró una mezcla controlada de nitrógeno y oxígeno a seis sujetos para reducir artificialmente sus niveles de oxígeno en la sangre, el teléfono inteligente predijo correctamente si el sujeto tenía niveles bajos de oxígeno en la sangre el 80% de las veces.
«oxímetro» en el bolsillo
«En un mundo ideal, esta información podría transmitirse sin problemas al consultorio de un médico. Esto sería realmente beneficioso para las citas de telemedicina o para que las enfermeras de triaje puedan determinar rápidamente si los pacientes necesitan ir al departamento de emergencias o si pueden continuar descansando en casa y hacer una cita con su proveedor de atención primaria más tarde», explica Matthew Thompson, profesor de medicina familiar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.
Para recopilar datos para entrenar y probar el algoritmo, los investigadores hicieron que cada participante usara un oxímetro de pulso estándar en un dedo y luego colocara otro dedo en la misma mano sobre la cámara y el flash de un teléfono inteligente. Cada participante tenía esta misma configuración en ambas manos simultáneamente.
«La cámara está grabando un video: cada vez que tu corazón late, la sangre fluye a través de la parte iluminada por el flash», señala el autor principal del ensayo, Edward Wang. «La cámara registra cuánto absorbe esa sangre la luz del flash en cada uno de los tres canales de color que mide: rojo, verde y azul. Entonces podemos alimentar esas mediciones de intensidad en nuestro modelo de aprendizaje profundo», concluye.