Durante el siglo pasado, las teorías filosóficas que estudiaban el raciocinio frente a la pasión recogieron de la ciencia el hecho de que el cerebro parecía estar dividido en dos mitades especulares, y les asignaron las ciencias y las letras a cada una de ellas.
Fue más tarde cuando se descubrió que el hemisferio izquierdo gobernaba el habla, la escritura, la numeración, las matemáticas y la lógica; y que el derecho procesaba la información sensorial de manera holística (es decir, como un todo).
Y, sin embargo, hoy día seguimos pensando en las personas en base a lo que creemos que es potenciar «una de sus dos mitades», las ciencias o las letras, e incluso nos clasificamos según estas etiquetas, que tendemos a pensar excluyentes cuando no lo son. Nuestras carreras profesionales suelen estar orientadas a una de esas dos grandes ramas, y nos preguntamos: los españoles, ¿somos de ciencias o de letras?
STEM y las carreras de ciencias
Últimamente se habla mucho de las carreras STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics, o Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática), aquellas relacionadas con los conceptos mencionados ser de ciencias o ser de números de tiempos pasados. Aunque todos nacemos siendo científicos, no todos acaban en esta rama del conocimiento.
Según todos distintos estudios, las carreras técnicas (otro nombre con el que se conocen) son de las más demandadas a día de hoy, y esta demanda no deja de crecer en el tiempo a medida que el sector terciario, los servicios, siguen necesitando esta mano de obra especializada.
Hace poco fue publicado un estudio de South Summit 2017, titulado Mapa del emprendimiento, en el que podemos ver los perfiles más demandados en España en base a distintos conocimientos. Software, IT, I+D, Operaciones y Logística agrupan ya el 50% de la demanda, y dentro de otros sectores como ventas (19%), marketing (15%) o servicio al cliente (8%) el peso de las carreras STEM es muy elevado.
Teniendo en cuenta que el 80% de la cantidad de trabajos en la próxima década requerirá alguna destreza en tecnología, no es de extrañar que las carreras técnicas tengan esta demanda; más cuando la mayoría de startups españolas y europeas tiene estas orientaciones (del mismo estudio):
- Servicios en un 33% de las empresas, orientados en su mayoría a empresas (B2B) y a mercados diagonales de Internet (B2B2C), y en una menor medida a cliente final (B2C) y gobiernos (B2G).
- Software, como Python, en un 27% de ellas. Algo técnico casi en exclusiva.
- SaaS, o software como servicio (aquí estarían englobados también los SO como servicio y similares), para un 17%. Puestos para los que son necesarios conocimientos informáticos mínimos.
- Materias primas y su gestión en un 11%, la mayoría de los puestos orientados a una producción robotizada o en proceso de robotización.
- Hardware en un 5%. De nuevo, necesarios conocimientos técnicos.
- Otros productos o servicios, con un 7%.
Todo esto no significa que se busquen carreras completas, ya que en la mayoría de los casos bastan aquellos conocimientos dentro de las mismas, como el método científico en carreras de ciencias puras, y la programación o la gestión en ingeniería, que solucionen un problema empresarial.
Esto abre las puertas a que los cursos MOOC especializados en estos conocimientos ayuden a quienes buscan completar sus conocimientos de letras u otras disciplinas con las herramientas que el mercado laboral les demanda.
Además, resalta la importancia de un perfil laboral mixto, y es que aunque se demanden las carreras STEM, las carreras de letras son necesarias para nuestra sociedad, hoy más que nunca.
Las letras tienen mucho poder, y las necesitamos
¿Quién duda del poder de la palabra, o de cómo esta ha modelado (y transforma cada día) nuestra cultura? Usamos las palabras para comunicarnos, pero también para pensar, para persuadir, para dibujar el futuro, para leer el pasado y para construir cada momento del presente.
No se concibe una sociedad sin escritura, sin letras, motivos por los que la demanda también sube en campos como el marketing, en el área que antes hemos mencionado como ventas. Brand manager, espacios de marca, redacción de contenidos y textos, conceptos y pensamientos que cautiven. Es lo que buscan las marcas para llegar a los clientes, guionizados que atraigan y generen una comunidad a su alrededor.
Pero no todo es ventas, ni mucho menos. Las letras, así como las carreras históricamente relacionadas, como la filosofía, la historia, o el periodismo, son hoy día más importantes que nunca.
El periodismo en el que empuñamos la palabra, por empezar por el final, tiene un importantísimo rol a la hora de desterrar la postverdad, la falta de credibilidad, combatir la violencia de género y las pseudociencias, así como acercar la alfabetización tecnológica a las personas, entre otros. «Informar» ya no es suficiente. Nunca hemos estado más conectados que ahora mismo y, sin embargo, los expertos dicen que Internet está enfermo de usuarios que no comprenden la tecnología que utilizan.
Necesitamos las palabras. Y, además, necesitamos que las máquinas entiendan estas palabras. Hace tiempo compartíamos que «un robot periodista no podrá sustituir a un profesional ni en las actividades más rutinarias», pero no es porque no lo intentemos. Los bots son cada día más frecuentes, y las noticias generadas automáticamente son para muchos un primer contacto con la realidad. Si las máquinas no aprenden nuestra escritura (y lo que significa para nosotros) comunicarnos con ellas va a ser muy complicado.
La ética, la moral y la filosofía están englobadas dentro del pack de letras en el ideario colectivo y, aunque para muchos siguen siendo parte de un pasado aburrido en el colegio, jamás han estado más en boga que hoy día.
El clásico dilema del tranvía, que hace siglos preocupaba a los constructores de vías por la ciudad, importa ahora a quienes programan los vehículos autónomos. La vida, ese pequeño concepto para la que apenas sí tenemos respuestas o preguntas coherentes, necesita en el presente más atención de la ética que nunca. ¿Podemos editar el genoma humano y, si es así, cuándo sí y cuándo no? ¿Podemos modificarnos a nosotros mismos para salvar el planeta, o debemos tomar otro tipo de decisiones más convencionales?
No todo es blanco o negro, y desde luego las dos mitades del cerebro no se dividen en caracteres lingüísticos o numéricos. Sin las letras, apenas podríamos tomar decisiones sobre la ciencia, o entender sus consecuencias. Sin la ciencia, nunca habríamos encontrado este estado de bienestar en el que nos encontramos. En España se demanda la ciencia desde las empresas, pero se necesitan las letras para el futuro que estas pretenden construir.
En Nobbot | Ni “de ciencias” ni “de letras”, simplemente cultos
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