Sin duda uno de los servicios y protagonistas en Internet en 2014 ha sido Spotify. El posicionamiento de artista y discográficas, opiniones de todo tipo sobre lo que el servicio paga a las discográficas y lo que los músicos reciben por ello generan bastante controversia, lo que hace que se mueva Spotify entre el rechazo y el apoyo de los músicos. No es la primera vez que los artistas muestran su descontento.
Si resumimos ambas posturas, los músicos piensan que venden menos discos si estos están disponibles en Spotify. El servicio de música en streaming se presenta como una alternativa al gratis total que significan las redes p2p que muchos usuarios pueden utilizar para descargarse igualmente estos discos de sus artistas favoritos sin pasar por caja. ¿Existe un término medio? Desde luego no es una polémica nueva, ni va a resolverse pronto.
Los repartos de dividendos de Spotify a las discográficas
La cuestión fundamental del conflicto es el dinero que ingresan los músicos por reproducción. La mayoría de ellos se quejan de que son cantidades ínfimas, del orden de 0,006 a 0,0084 céntimos de dólar por reproducción, eso si, multiplicados por millones de reproducciones en muchos casos. La canción más reproducciones en 2014 ha sido Happy, de Pharrell Williams, con más de 260 millones de reproducciones lo que genera algo más de un millón y medio de dólares. Pero lo cierto es que los cálculos no son tan sencillos.
Lo cierto es que Spotify tiene un modelo de reparto de dividendos complejo. Empezando porque los cálculos se hacen por países. Es decir, si en tu país Spotify no obtiene grandes beneficios porque su número de suscriptores es bajo, la cantidad a repartir será pequeña. Spotify reparte aproximadamente un 70% de los ingresos generados a la industria musical. El cálculo es complejo, tanto que han tenido que explicarlo.
El modelo de reparto de dividendos de Spotify es complejo. Lo importante es que en cada país se suman la cantidad de dinero ingresada por publicidad y por suscripciones. De este dinero un 70% va a parar a las discográficas y un 30% se lo queda Spotify. La importancia de un artista en la plataforma se determina dividiendo el número total de reproducciones del mismo entre todas las que la plataforma ha tenido. Luego también entran en juego los acuerdos que tengan artistas y discográficas. Lo importante es que Spotify no paga directamente a los artistas.
Podríamos pensar que el descontento se podría volcar hacia las discográficas, pero lo cierto es que los grupos y artistas independientes también se quejan de los ingresos finales obtenidos. No se tiene certeza de este tema ya que Spotify no lo ha hecho público, pero se estima que el servicio paga más a las grandes multinacionales que a los sellos independientes. Esto no sería de extrañar puesto que hay grandes multinacionales de la música que han entrado en el accionariado de Spotify, aunque de forma minoritaria.
Quizás la clave de todo el asunto es que la discográfica y el artista no decide el precio de su música, comparte los beneficios de Spotify. Esto exige por un lado un modelo de reparto de beneficios muy claro, para que cada uno sepa que la otra parte no se está aprovechando. Se pierde el control de lo que se ingresa por una disco o una canción, lo que muchas veces puede generar frustración o pensar que se está trabajando gratis.
Spotify para músicos, un negocio en proceso de ajuste y de cambio
Esto es así si se considera Spotify como el sustituto de la venta de discos. Pero también hay otra forma de verlo, ya que para muchos Spotify es el nuevo modelo de radio del siglo XXI. Radio a la carta, con un modelo diferente, aprovechando el servicio de recomendación para que nuevos grupos puedan llegar a ser descubiertos por los usuarios.
La recomendación en función de los gustos y estilos de música afines facilita la promoción y visibilidad de los grupos. Esto es quizás más importante para los grupos menos conocidos, que para los más consolidados, donde esta promoción, esta visibilidad ya la tienen por otros medios más convencionales. Por eso, la mayoría de los grupos piensan que hay que estar en Spotify, aunque el nivel de ingresos que obtienen de esta plataforma no sea satisfactorios para ellos.
Porque lo cierto es que esta plataforma tiene una previsión de fuerte crecimiento de ingresos. Si en 2012 Spotify repartió a la industria algo más de 1400 millones de dólares en concepto de pago de derechos, la cifra casi se puede multiplicar por diez en las previsiones de la compañía para 2015. Mientras tanto el modelo tradicional de venta de discos no funciona y año tras años las ventas globales caen en la mayoría de países, esté o no Spotify presente.
Porque lo cierto es que el número de suscripciones cada vez crece más en el servicio. Se trata de pagar un precio más o menos razonable, de forma anual, por tener toda la música que quieres a tu disposición. Evitas tener la música almacenada en local, y también está disponible en otras plataformas móviles, lo que supone una gran solución. ¿Para qué voy a comprar un disco si lo único que quiero es escuchar a mis grupos favoritos cuando yo quiero?
Por eso muchos de los músicos lo ven como un mal menor. Además consideran que no es el único ingreso que tienen los artistas. También consiguen ingresos por la venta de canciones en iTunes o Google Play, además de lo que obtienen por plataformas de vídeo como YouTube o Vimeo, y por supuesto, los conciertos, que se han convertido en el principal soporte de la música hoy en día, conciertos en los que saben que sin la promoción y posibilidad de escuchar sus discos previamente en plataformas como Spotify no tendrían quizás tanto reclamo para el público.
En Anexo M | Google Music, iTunes Radio, Spotify, una nueva forma de entender la música
Imágenes | Sorosh Tavakoli | Johan Larson