Data de la dinastía Tang pero continúa de actualidad, por los efectos positivos que tiene tanto para niños como para adultos. Es el tangram, un juego de origen chino que reta a crear diferentes figuras usando siete piezas distintas. Una especie de rombo, un cuadrado y cinco triángulos que hay que colocar sin solapes para formar casas, personas, flores o animales. Pocas reglas pero un mundo por descubrir, que atrapa desde la primera partida y tiene interesantes usos en campos como la pedagogía, la filosofía o las matemáticas. Te explicamos en qué consiste este desafío adictivo, imaginativo y singular.
Índice
En qué consiste el Tangram
Cuenta la leyenda que un sirviente del emperador dejó caer al suelo una cara y frágil pieza de cerámica, que estalló en pedazos. Para evitar el castigo trató de recomponer la forma original. No pudo conseguirlo, pero se dio cuenta de que con aquellos trozos podía formar diversas figuras. Los orígenes del tangram no están del todo claros, aunque todas las fuentes remiten a China.
Las primeras publicaciones se remontan al siglo XVIII, pero en aquella fecha el juego era ya muy popular a lo largo de medio mundo. Otros expertos calculan su origen entre el 618 y el 907, durante la dinastía Tang, cuyo nombre se asociaría a «grama», que en griego antiguo se traduce como «escrito» o «gráfico». Incluso hay quien argumenta que dio comienzo como un set de mesas.
Aunque inicialmente este juego, conocido como el “rompecabezas chino”, se considerara más orientado a mujeres y niños, fueron muchas las figuras históricas que se volvieron adictas a él, por ejemplo Napoleón Bonaparte. Las reglas son aparentemente sencillas: crear figuras usando todas las piezas, un paralelogramo, un cuadrado y cinco triángulos, sin que se superpongan.
Cómo hacer un Tangram en casa
Hay muchas maneras de jugarlo, por ejemplo en el ordenador o con apps, para Android o iOS. Existen por supuesto versiones físicas, en tiendas o Amazon, pero para compartir el proceso en familia una idea genial es hacer uno en casa. Podemos descargar plantillas o armarnos de herramientas tan simples como una cartulina gruesa o goma eva, escuadra, lápiz y cúter. Los pasos para crear un tangram casero, por ejemplo de 12 por 12 centímetros, son distintos pero muy sencillos:
Método 1
- Dibujamos las diagonales del cuadrado.
- Hacemos marcas en dos de sus lados para dividirlos en 30, 30 y 60 milímetros.
- Unimos las marcas tal como se indica aquí.
- Borramos las líneas innecesarias y cortamos las piezas.
Método 2
Método 3
- Dividimos el cuadrado, con lápiz, en cuatro filas y cuatro columnas de tres por tres centímetros.
- Dibujamos con bolígrafo estas formas geométricas, con la ayuda de la cuadrícula.
- Borramos las líneas hechas con el lápiz.
- Recortamos las figuras por las líneas marcadas y pintamos las piezas en distintos colores.
Las paradojas y figuras del Tangram
Compradas, virtuales o hechas a mano, ya tenemos a nuestra disposición las siete piezas del tangram, un romboide, un cuadrado y cinco triángulos isósceles, de los cuales hay dos grandes, dos pequeños y uno mediano. Y ahora, ¿qué figuras podemos componer? Originalmente eran varios cientos, entre animales, personas y otros objetos, pero a día de hoy las posibilidades son infinitas.
Tanto que son también comunes las formas extrañas e incluso las conocidas como paradojas del tangram. Se trata de falacias aparentes en la composición de las figuras, que no son lo que parecen mostrar. Una de las más famosas, atribuida a Dudeney, es la de dos monjes similares de un primer vistazo, pero que se diferencian en que uno tiene un pie y el otro no.
Otra muy conocida, explicada por Sam Loyd en el libro ‘The Eighth Book of Tan’, está asociada a dos misteriosos cuadrados. Puestos uno al lado del otro parecen idénticos, excepto por la circunstancia de que a uno le falta una esquina. Tal como ocurre en el caso de los monjes, una mirada atenta desvela que la pieza que supuestamente falta se encuentra en otra parte de la figura.
Las interesantes aplicaciones del Tangram
Las posibilidades de este puzle milenario son muy interesantes y abarcan campos distintos, de la psicología a la pedagogía, pasando por las matemáticas, el diseño y hasta la filosofía. Además de como puro entretenimiento, hablamos de una herramienta útil para trabajar la lógica en cualquiera de las etapas educativas, de Infantil a Primaria o Secundaria, e incluso en la madurez.
En el área concreta de las matemáticas, jugar al tangram supone una perfecta introducción a conceptos de geometría plana. Además, promueve el desarrollo de capacidades en los niños, tanto psicomotrices como intelectuales, entre otras razones porque asocia la manipulación de las siete piezas a la elaboración de ideas abstractas, en forma de figuras reconocibles.
Es un recurso lúdico fantástico, que además puede fortalecer competencias individuales como la concentración y los pensamientos espaciales, analíticos y creativos. Pero también grupales, como la colaboración, la comunicación, la responsabilidad, la paciencia y el sentido del orden. Creatividad, imaginación y diversión, un paquete completo compuesto por solo siete piezas.
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Imágenes | Fotografías de Als33120 en WikiMedia Commons y de Jimmie Quick en Flickr, más figura de Pixabay.