Raúl tenía 6 años cuando su madre lo describía como un niño “muy movido”. Parecía que tenía un motor interior que nunca cesaba. Ahora cursa tercero de primaria y le cuesta mantener la atención en las explicaciones de matemáticas. Sin embargo, Lengua Española le encanta, al igual que Educación Física. Lo que más, como al resto, jugar con sus amigos en el patio.
Este año ha comenzado a tener sus primeros deberes para casa. Sin embargo, conseguir que se siente a realizar sus tareas es todo un reto para su familia. Se distrae continuamente, no consigue planificarse y necesita supervisión constante.
Su especialista le ha diagnosticado trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Se trata de un un trastorno persistente del neurodesarrollo que afecta al 5 % de los niños y adolescentes y al 2,5 % de los adultos de todo el mundo.
Ante la necesidad de conseguir que estas personas sean lo más autónomas posible a la hora de hacer sus deberes en casa, nació el robot Atent@, un sistema inteligente que complementa las terapias de los niños y niñas con TDAH. Esta tecnología pretende acompañarles para que logren planificar sus tareas, organizar el espacio de trabajo o mantener la atención.
Author provided
Un trastorno que todavía no tiene claras sus causas
Parece un diagnóstico de moda pero, curiosamente, la primera vez que se realizó una descripción de un caso con estas características fue en 1775. Vino de la mano de Melchor Adam Weikard, un médico alemán.
Las personas diagnosticadas presentan problemas de inatención y dificultades de tipo hiperactivo-impulsivo o combinado, dependiendo de la naturaleza de sus síntoma. La expresión de los síntomas varía en función de la etapa de desarrollo de la persona y de los contextos sociales y académicos.
Las causas y la fisiopatología aún no están claras. Por eso, supone un reto clínico para los profesionales sanitarios a la hora de evaluar, diagnosticar y tratar con precisión. Por ahora, el tratamiento actual del TDAH se basa en una combinación de intervenciones psicofarmacológicas, académicas y conductuales, que producen tasas de respuesta de hasta el 80 %.
Dificultad en las relaciones sociales
El TDAH interfiere profundamente en el funcionamiento y crea barreras significativas para la participación exitosa en una serie de actividades diarias. Por ejemplo, en el juego, el aprendizaje, el autocuidado y las interacciones sociales.
Las relaciones familiares pueden caracterizarse por la discordia y las interacciones negativas. Además, el vínculo con los compañeros muchas veces está afectado por el rechazo, la negligencia o las burlas hacia la persona con TDAH.
Estos niños y niñas suelen tener menor nivel de educación escolar, menores logros laborales y puntuaciones intelectuales más bajas que sus compañeros, aunque hay mucha variabilidad. En su forma grave, el trastorno causa un gran deterioro, afectando a la adaptación social, familiar y académica o laboral.
Limitaciones del abordaje clínico
La terapia ocupacional puede observar, analizar, ayudar y motivar a estos niños durante el desarrollo de sus actividades. Sin embargo, las sesiones de tratamiento en centros específicos presentan varias limitaciones.
Por ejemplo, el tiempo de realización de la terapia, la disponibilidad del lugar donde se desarrolla, la demanda de tiempo de los padres para trasladar al menor a dicho centro y el coste económico que implica seguir una terapia continuada en el tiempo. A ello se suma la resistencia del niño de asistir a estos centros y, por útlimo, la dificultad de la generalización de los aprendizajes adquiridos.
El abordaje del TDAH hace imprescindible que se trasladen los aprendizajes del entorno clínico especializado al entorno natural donde se desarrollan las actividades diarias propias de la infancia.
Author provided
Precisamente para mitigar todas estas dificultades surge el proyecto Atent@. Se trata de un asistente robótico que interactúa con el niño o la niña mientras realiza sus tareas escolares.
Al asistente robótico lo acompañan dos objetos inteligentes: uno colocado en la mesa de deberes del niño y otro en la silla donde está sentado mientras los hace. Estos objetos ayudan al asistente robótico a medir las distracciones que se produzcan mientras que el niño hace sus deberes y acompañarle en la actividad para una mejora en su ejecución.
Los deberes, una tarea ardua para muchas personas con TDAH
Habitualmente, las tareas escolares que el alumnado debe realizar se desempeñan de la forma más autónoma posible en cada hogar. Sin embargo, resulta ser, en niños diagnosticados de TDHA, una tarea ardua, difícil de realizar y que genera frustración y problemas. En el mejor de los casos, obtienen resultados poco satisfactorios.
En este escenario, el asistente robótico interviene mediante una pantalla táctil con la que el niño interactúa para resolver peticiones que el robot le realiza durante la actividad de deberes.
También tiene altavoces diminutos que permiten que el robot se comunique con el niño y le indique los pasos que debe seguir. Así puede establecer pautas correctas para llevar a cabo la actividad, indicarle cuando debe realizar descansos y qué posibles actividades le ayudan a centrarse en la actividad que está realizando.
Además, este robot puede desplazarse por el puesto de trabajo gracias a sus ruedas. Estos movimientos forman parte de algunas acciones durante la retroalimentación que se proporciona al niño durante la sesión de realización de deberes.
Además, cuenta con un botón en su parte superior para ordenar el inicio y el fin de la tarea de la sesión. Este botón permite actualizar el estado de la tarea en la base de datos en la que, de forma transparente para todos los usuarios de este sistema, se van almacenando los datos de cada una de las sesiones guiadas por el robot Atent@.
¿Cuándo podría llegar a los hogares?
Gracias al sistema Atent@, los terapeutas y las familias pueden conocer el comportamiento del niño en la silla y su posición respecto al escritorio, incluso la presencia de interrupciones y sus motivos (beber agua, limpiar el escritorio, revisar la agenda, pedir ayuda, etc.), durante todo el tiempo que dure la actividad de deberes.
Se han realizado pruebas para chequear la funcionalidad del sistema y los resultados han sido prometedores. Un ejemplo es el de una niña de 6 años, con sospecha de sufrir TDHA: utilizó el robot Atent@ todos los días durante 2 meses para monitorizar el desempeño de sus deberes en las materias de lengua, matemáticas e inglés.
Durante la interacción se midieron varios elementos: grado de distracción, pausas realizadas, asistencias que ha requerido para resolver dudas y su estado de ánimo al comenzar la tarea. Tras el primer mes de uso de Atent@ se observó que a partir de la tercera semana disminuyen las peticiones de ayuda que la niña solicita a sus padres. Además, mejoraba la organización del espacio de trabajo y disminuyó el número de descansos que la niña reclamaba durante la realización de deberes.
Aún quedan muchos parámetros por estudiar y afinar para poder adaptarlo a las necesidades individuales de cada menor. La meta es afrontar con la mayor tasa de éxito una tarea tan común, y a la vez tan frustrante para estos niños, como son los deberes escolares.
Actualmente, el sistema está siendo validado con más niños y niñas en su hogar. Esta solución podría ser una realidad en un futuro próximo. Para ello, es necesario poder producir la tecnología que lleva el robot Atent@ a gran escala y a bajo coste para que puedan acceder a él las familias y los centros terapéuticos.