Decorar una casa con inteligencia artificial, de forma gratuita y sencilla, ya es posible gracias a una aplicación web a la que solo tenemos que subir la fotografía de la estancia a transformar.
interiorai.com, funciona tanto en la el móvil como en el ordenador y es otra muestra del espacio que, poco a poco, va ganando la inteligencia artificial en nuestras vidas. Decorar una casa es el último avance de esta tecnología a la que ya hemos visto escribir o ilustrar libros. Con esta nueva funcionalidad, podemos decir que los algoritmos han entrado hasta la cocina. Literalmente.
Se llamaEsta nueva aplicación hace que decorar una casa sea muy sencillo, hasta para quienes no tienen ni idea de decoración por más que vean todos los programas de reformas de la televisión. El proceso es muy sencillo: solo hay que tomar una fotografía del cuarto a transformar, subirla a la aplicación y empezar el proceso de renderización.
Antes, habrá que seleccionar en un menú desplegable el tipo de estancia que deseamos decorar de entre las opciones que ofrece Interior AI: salón, cocina, dormitorio, cuarto de baño, patio, zona de piscina (ejem), etc. Incluso hay la posibilidad de cambiar de cara a una habitación para convertirla en un espacio de coworking.
decorar una casa en pocos segundos
También deberemos seleccionar el tipo de decoración que estamos buscando. Las posibilidades que ofrece esta nueva aplicación web van desde un estilo moderno hasta otro tribal, pasando por art nouveau, art decó, minimalista, abigarrado, etc. Todo para decorar una casa que, a duras penas, llega a los 100 metros cuadrados en la mayoría de los casos. Que ya me dirás tú para qué tanto esfuerzo y tanta tecnología.
El proyecto ha sido creado por un programador de nacionalidad holandesa, autor de otras iniciativas como Hoodmaps, web de mapas colaborativos de la que ya hablamos en Nobbot. La versión en abierto de la aplicación solo permite subir un número limitado de fotografías al día pero pueden ser más que suficientes para saciar el hambre de ideas para decorar una casa. El hambre real, no virtual, lo que viene a ser el hambre que pasamos para pagar ese diminuto apartamento en una gran ciudad, ya es otro cantar. Pero no nos pongamos melancólicos.