Una de las mayores dificultades para combatir la COVID-19 está en el diagnóstico de la enfermedad. Hacer pruebas fiables y masivas es caro y muy complejo. Pero la inteligencia artificial puede ayudar a remediar la situación.
Investigadores del MIT dirigidos por el catalán Brian Subirana están perfeccionando una app que hace un diagnóstico de la COVID-19 analizando la tos.
Subirana, que es profesor de MIT y de Harvard, quiere poner su granito de arena y ayudar en el desconfinamiento. La aplicación permitiría detectar casos de la COVID-19 de manera sencilla e inmediata, tantas veces como se quiera, a coste cero y en cualquier lugar. Son los datos y la tecnología los que vienen al rescate.
La aplicación se vale del reconocimiento de voz. La grabación de miles de toses de pacientes y de otras personas que no tienen por qué estar contagiadas alimentan un sistema de inteligencia artificial. Los impulsores dicen que los primeros resultados son “muy alentadores”. Subirana nos revela por correo electrónico que en algunas pruebas iniciales la fiabilidad ha sido superior al 80%. “Hasta donde sabemos, tenemos ya la base de datos más grande del mundo”, asegura el investigador, que, en cualquier caso, reconoce que queda trabajo por hacer.
Más de 100.000 registros de tos
Subirana nos explica que hasta el momento hay registradas unas 100.000 toses, aunque espera tener muchas más si la gente ayuda. “Hay muchos hospitales en los que se realizan test PCR y si graban también la tos y nos la envían, los datos sirven de referencia para que el algoritmo reconozca positivos y negativos con resultados de test PCR. Así podrá trabajar con todas las otras toses recogidas e ir perfeccionando el diagnóstico de la app final”.
De hecho, para perfeccionar el modelo y entrenar el algoritmo, el equipo de Subirana ya ha empezado a trabajar con centros hospitalarios como el Hospital Clínic de Barcelona. Allí, Susana Puig, jefa de servicio del centro sanitario, coordina un equipo de más de 20 investigadores para recoger grabaciones de tos y algunos datos clínicos básicos de pacientes.
Datos totalmente anónimos
Además de la colaboración de hospitales, el equipo que desarrolla esta app necesita también de forma urgente datos de la ciudadanía en general. Por eso ha creado la web opensigma.mit.edu donde, desde cualquier dispositivo móvil u ordenador, la persona que quiera ayudar puede grabar su tos de forma muy sencilla.
Después de hacer la grabación, el usuario solo tendrá que responder a unas preguntas. Todo se puede hacer en menos de un minuto. Primero se elige el idioma y luego se aceptan las condiciones de conformidad. Y en este punto, Subirana subraya que los datos son “totalmente anónimos”. La web no nos pide nuestro nombre, ni teléfono, ni dirección, sino la edad, si se tienen síntomas de la enfermedad y si se ha pasado un test.
Una vez que el algoritmo haya recopilado suficiente información para ofrecer unos resultados lo más fiables posibles, se presentará a la comunidad científica y a las autoridades sanitarias para ser validado. El objetivo final es poner a disposición de toda la población la app en abierto, con tecnología open source e interoperable, y de forma totalmente altruista.
La app estará lista en pocas semanas
El investigador del MIT reconoce que es difícil decir cuándo estará lista la aplicación, pero confía en que sea en cuestión de “pocas semanas”. Y afirma que los mismos centros hospitalarios que están colaborando con ensayos clínicos “están especialmente interesados en su presentación y validación”.
Cuando esté preparada, será presentada a los medios de comunicación. “Luego cada centro sanitario o institución verá en qué modo puede ser más útil y cómo conviene difundirla y utilizarla”, cuenta Subirana. El investigador no descarta también que pueda haber versiones más complejas para centros hospitalarios con pacientes diagnosticados de la COVID-19. O para poblaciones donde los potenciales enfermos no tengan fácil desplazarse a un centro sanitario para realizar un test.
Muy útil para los países en desarrollo
Y también hay que contemplar su uso en empresas y otros espacios durante el proceso de “desescalada” y de vuelta a la normalidad. “Esta tecnología podrá ser muy importante de cara a poder ayudar en la fase de desconfinamiento. Es decir, cuando las empresas y establecimientos abiertos al público tengan que asegurar un control exhaustivo de las personas que comparten un mismo espacio, para evitar un rebrote del virus”, explica su impulsor.
Además, esta app puede ser de ayuda para países en desarrollo, que son los más vulnerables por no contar en muchos casos con sistemas sólidos y extensos de atención médica. “Pienso que uno de los aspectos más potentes de este trabajo es poder ayudar simultáneamente a nuestro desconfinamiento y a estos países donde no dispondrán de los recursos para conseguir otro tipo de tests”, defiende Subirana.
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Imágenes | Brian Subirana, iStock.com/DrazenZigic