Un equipo de investigadores de Google trabaja en un nuevo proyecto que utiliza la inteligencia artificial para facilitar que una persona ciega pueda disfrutar de una carrera sin asistencia de otro corredor o su perro guía.
llamado Guideline, utiliza un teléfono inteligente conectado a la internet y a unos auriculares. El smartphone. que se ubica en la cintura del corredor, se usa para mirar hacia el suelo en busca de una línea amarilla que, previamente, se ha pintado allí para que sirva de guía.
El proyecto,La información del teléfono se envía a una aplicación de inteligencia artificial en un servidor de Google, donde se procesa. Después, envía señales al teléfono que se convierten en tonos de audio que se reproducen en los oídos del corredor.
Si este se desvía demasiado hacia la izquierda, el tono se hace más fuerte en el oído izquierdo y, si se desvía hacia la derecha, el tono se hace más intenso en el oído derecho. El papel de la inteligencia artificial es clave en el sistema porque las condiciones del mundo real varían. Así, el software necesitaba poder rastrear la línea pintada incluso si el corredor rebotaba hacia arriba y hacia abajo y necesitaba poder adaptarse a las condiciones de luz cambiantes o eventos inesperados, como hojas que cubren parcialmente una línea.
El equipo de Google, que ha desarrollado otras aplicaciones para personas ciegas, planea continuar el trabajo para ver si su nueva tecnología podría ser útil para que toda la comunidad de ciegos pueda moverse de forma independiente en el mundo real.
correr entre las nubes gracias a google
La idea partió de Thomas Panek, ávido corredor y presidente y director ejecutivo de la organización Guiding Eyes for the Blind, que en el blog de la compañía cuenta cómo se inició este proyecto y cómo fue su experiencia en las pruebas realizadas.
«Había estado esperando 25 años para correr al aire libre, por mi cuenta. Cuando el equipo me dio el visto bueno, comencé a correr de puntillas, tan rápido como mis piernas podían llevarme, cuesta abajo y en una curva suave en la carretera. Mi paso se hizo más seguro y más largo con cada paso. Me sentí libre, como si estuviera corriendo sin esfuerzo entre las nubes».
«Cuando llegué a la línea de meta, estaba completamente abrumado por la emoción. Mi esposa Melissa y mis hijos me abrazaron. Mi perro guía, Blaze, lamió la sal de mi mano. Ellos también estaban felices por mí. Por primera vez en mi vida, no me sentí ciego. Me sentí libre», concluye.