Salir de una tela de araña es una tarea difícil, por no decir imposible. Aquel que queda atrapado ya puede irse despidiendo de la luz del sol. Y es que este tejido es increiblemente resistente y, por más que lo estudiemos, siempre logra sorprendernos. Tanto es así que los investigadores del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental del Instituto Tecnológico de Massachusetts han descubierto una propiedad de la tela de araña conocida como supercontracción que permitiría fabricar músculos artificiales empleados, por ejemplo, en el campo de la robótica.
La tela ultraresistente
La tela de araña es bastante más resistente que el acero y mucho más elástica que el nailon. Además, las fibras que la conforman responden de forma automática a los cambios de humedad utilizando para ello la contracción.
El nuevo hallazgo es que los hilos no sólo se contraen, sino que también se tuercen al mismo tiempo, proporcionando una enorme fuerza de torsión bautizada como supercontracción. Tal y como explica Markus Buehler, director del departamento «Esto podría ser muy interesante para la comunidad robótica. Es muy preciso en cómo puedes controlar estos movimientos controlando la humedad».
Obra de una proteína
Los investigadores han logrado descifrar, gracias a una serie de experimentos controlados, que el mecanismo de torsión de la tela de araña se basa en el pliegue de un bloque de proteínas conocido como prolina. Cuando esta última entra en contacto directo con el agua, se interrumpen de forma inmediata los enlaces de hidrógeno siguiendo un patrón asimétrico que produce la ya famosa torsión.
La esperanza de los investigadores se centra, tal y como asegura su director, en la posibilidad de crear un material polimérico que sea capaz de imitar el comportamiento de la tela de araña. Las aplicaciones de dicho material serían diversas y pasarían desde la robótica y la creación de músculos artificiales hasta las telas inteligentes o los generadores de energía verde.