Mientras el 5G se despliega en España, el proyecto europeo Daemon busca desarrollar la infraestructura del 6G. El mundo está acelerando. Si hace unas pocas décadas las tecnologías móviles necesitaban muchos años para su desarrollo, despliegue y adopción, hoy lo hacen en un lapso temporal más corto. Y la tecnología móvil no es la única que acelera.
El 6G se investiga mientras se despliega el 5G
En el momento en el que se redactan estas palabras, 442 municipios españoles de 38 provincias ya disfrutan de conexión 5G con Orange. Pocos meses antes eran menos de la mitad. El despliegue de una nueva tecnología móvil es relativamente fácil una vez se tiene la misma. ‘Basta’ con cambiar tarjetas en los equipos de las estaciones base de telefonía móvil (BTS) ya existentes y algunas antenas, y configurar los aparatos.
En muchos sentidos, pasar del 4G+ al 5G es cuestión de ‘actualizar’ la red , sin necesidad de hacer un despliegue nuevo de BTS, que requieren más tiempo. En parte debido a eso, la adopción de tecnología se acorta. Aun así, esta sigue una velocidad increíble en materia de prestaciones. La gráfica muestra estos saltos entre tecnologías: en dos generaciones (del 3G al 5G) la velocidad se ha multiplicado por 1000.
Por toda España se están llevando a cabo estas actualizaciones de equipos. Al tiempo, investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) participan en el proyecto Daemon (aDAptive and sElf-Learning MObile Networks). Tiene como objetivo principal el diseño de redes más eficientes, escalables y sostenibles. Y, en un nivel secundario, “mejorar la acomodación de la inteligencia de red en futuros sistemas 6G”.
¿Cómo puede ser que, siendo el 5G una tecnología emergente a la que le quedan muchos años de desarrollo e investigación por delante, también se esté trabajando en el 6G, que será la siguiente generación? En parte, porque la tecnología cada vez dura menos tiempo.
Los años necesarios para adoptar una tecnología se acortan rápido
Hace poco más de una década se hizo popular el meme de la adopción tecnológica. En él se mostraba que habrían hecho falta 75 años para que el teléfono (en Estados Unidos) llegase a los 50 millones de usuarios. Para la radio habrían sido 38, 13 años para la televisión, 4 para internet, 3,5 para Facebook y apenas 35 días para Angry Birds.
Si bien hubo algunas discusiones por sus inexactitudes, la base era sólida. Los años necesarios para adoptar una tecnología se acortan con rapidez. Según investigaciones de ‘The Wall Street Journal’, hicieron falta algo más de 30 años para que el teléfono tuviese 50 millones de usuarios, pero solo 10 para que internet alcanzase la misma hazaña.
Según datos de ‘A Mobile Connected World’ (2020), de Statista, la adopción de tecnología móvil seguirá una curva similar. Mientras que el 3G necesitó 12 años para alcanzar los 1000 millones de usuarios, el 4G solo necesitó 4 y se espera que el 5G apenas necesite 3,5.
Se podría pensar que el motivo es que resulta ‘fácil’ pasar de una red telefónica a otra para los usuarios. Sin embargo, esto ocurre también con tecnologías de difícil adopción: las tarjetas de crédito necesitaron 41 años para llegar a los 1000 millones de usuarios, mientras que la banca online solo ha necesitado 19 y los smartphones se extendieron a esa población en 16.
Quinta revolución industrial en mitad de la cuarta
Por la educación que se ha recibido en las escuelas, casi todo el mundo está familiarizado con las revoluciones industriales. En concreto con la Segunda Revolución Industrial, a partir de la cual se empezó a usar el automóvil, nuevas máquinas de vapor, el teléfono y la radio. Según la fuente, esta revolución se produjo entre 1850 y 1915, aunque la línea divisoria es difusa.
Durante la mayoría de los milenios de la civilización humana ni siquiera era posible establecer ningún tipo de línea divisoria entre tecnologías. Sobre todo, debido a sus escasas y espaciadas mejoras graduales. A medida que la aglomeración humana y la transmisión de la información han ido acelerando, las innovaciones se han producido a más velocidad. Y también las revoluciones.
Si la Primera Revolución Industrial necesitó casi un siglo para asentarse, la Segunda Revolución Industrial necesitó menos de tres generaciones (de aquel entonces). Por primera vez los nietos tenían trabajos que sus abuelos nunca hubiesen sospechado. La Tercera Revolución Industrial, la científico-tecnológica, apenas ocupó poco más de una generación. Los profesionales vieron cómo su trabajo cambiaba a lo largo de las décadas.
En la actualidad estamos adoptando la Cuarta Revolución Industrial, cuyo origen se fecha en 2010, y es la primera vez en la historia que se escribe sobre la siguiente revolución con tanta anticipación. Y es que la Quinta Revolución Industrial, conocida (de momento) como de la computación cognitiva, está a la vuelta de la esquina. Y, sin embargo, se siguen regalando juguetes anacrónicos a los niños, como modelos de teléfonos de cable que hace décadas dejaron de fabricarse.
¿Está la humanidad capacitada para el cambio acelerado?
Nunca antes la humanidad había producido tanto conocimiento científico y desarrollo tecnológico en tan poco tiempo. Esto ha llevado a hitos históricos como desarrollar decenas de vacunas viables menos de un año después de que se descubriese el SARS-CoV-2. También ha hecho posible seguir las clases o mantener la actividad económica durante un encierro doméstico casi global.
Sin embargo, la velocidad acelerada a la que se desplaza la tecnología quizá resulte difícil de digerir en un tiempo. Como suele explicar el científico y emprendedor Eric A. Teller en sus conferencias, elementos humanos como la cultura avanzan mucho más despacio de lo que lo hacen otros como la tecnología.
La primera sigue una curva casi lineal e incluso plana, mientras que la segunda tiende a ser exponencial. Algunas adopciones tecnológicas resultan sencillas porque apenas exigen cambios sociales. Por ejemplo, hablar por teléfono es hablar y dejarse llevar por un coche autónomo es como que conduzca un chófer. Pero se acercan tecnologías que podrían modificar cómo somos, y eso puede generar cierta fricción.
Los expertos coinciden en que la educación continua será imprescindible a la hora de poder seguir el ritmo de la tecnología. Algunos desarrollos, como es el caso del 5G y 6G orientado a usuarios, serán herramientas indispensables para subirse al tren del futuro, que no parece dispuesto a frenar.
En Nobbot | Nuevas redes 5G para desarrollar los vehículos autónomos del futuro
Imágenes | iStock/ipopba, iStock/AaronAmat, ‘Gracias por llegar tarde’ (2018)
Lo que en he notado, entre mas usuarios existe, la conectividad no ha sido la mejor con el 4G ni la red mundial. El 5G apenas va llegando en algunas partes del mundo pero aun asi, no se ha adoptado al 100%, en cual no debería presentar fallas como sus predecesores.