¿No sería increíble bajarnos del coche y que siempre hubiese un punto de recarga a nuestra disposición? Imaginemos por un instante que todas las plazas de la ciudad son gasolineras electrolineras. Esto es lo que pretende un proyecto piloto de Londres. Ubitricity convierte cada farola en un punto de recarga eléctrico.
Una de las mayores quejas a los vehículos eléctricos es el mito de la falsa autonomía o los pocos puntos de recarga. Para luchar contra ello, Ubitricity ha diseñado un adaptador que convierte cada farola en un punto de recarga. Un invento así cambia completamente el paradigma de la carga, última barrera a la electrificación.
¿Faltan puntos de recarga eléctricos en las ciudades?
Un rápido vistazo a Electromaps nos muestra que en España disponemos de 3.296 puntos de recarga públicos. Una comparativa con años anteriores e incluso con meses pasados demuestra que el movimiento eléctrico no cesa. Son bastantes, pero no suficientes. El grueso de estos puntos de recarga se encuentra localizado en grandes ciudades. Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia tienen pocas dificultades de carga, pero la mayoría de municipios españoles no tiene electrolinera.
Los vehículos eléctricos ya han alcanzado con éxito y fiabilidad los 300 km de autonomía real. Para el 90% de los turismos, es suficiente para el día a día en caso de poder cargar el coche por las noches, algo no siempre fácil. Las electrolineras, como las gasolineras, no suelen encontrarse en nuestro garaje.
Tenemos que desplazar el coche y dejarlo 30 minutos, una hora e incluso 12 horas en función del tipo de recarga. Analizando las variables del problema de la autonomía, nos damos cuenta de que en realidad el tiempo de carga sigue siendo demasiado elevado si no podemos cargar el vehículo cerca o muy cerca del domicilio.
A nadie se le ocurriría dejar el coche en una gasolinera y volver a por él seis horas más tarde, por ejemplo. Sin embargo, esto es algo que se nos pide de cara al vehículo eléctrico, al tiempo que se apremia su uso.
Quien dispone de una plaza de garaje lo tiene fácil. Basta un enchufe clásico (la toma Schuko que tienes por casa) para poder cargar algunas marcas. Como veremos más adelante, este es el modo que recomiendan tanto fabricantes como expertos en smart cities: despacio. Pero, ¿y si no tenemos garaje? En ese caso, podríamos usar Ubitricity.
¿En qué consiste Ubitricity?
Las farolas eléctricas son un elemento esencial en nuestras ciudades. Evitan que tropecemos por las calles cuando es de noche, además de hacerlas más seguras. Gracias a ellas no tenemos que caminar con linternas, que es bastante incómodo y poco eficiente.
Para dar electricidad a todas las farolas, estas disponen de una acometida eléctrica que va de punto a punto. Es decir, bajo cada línea de farolas existe un tendido eléctrico que las une. Casualmente, a lo largo de la línea de parking, ya sea este en batería o paralelo.
Con la entrada del LED en las ciudades, estas rápidamente cambiaron su sistema de iluminación. Este punto es importante: la red eléctrica estaba diseñada para bombillas de incandescencia. Con la adopción de los LEDs, se redujo entre un 50 y un 80% el consumo. Esto significa que las farolas tienen la capacidad de suministrar más energía.
Con este pensamiento en la mano, Frank Pawlitschek y Knut Hechtfischer tuvieron la idea de usar las farolas como puntos de carga eléctricos para vehículos. ¿Por qué no usar la potencia extra para cargar los coches mientras nosotros dormimos? Así nació Ubitricity.
ÉXITO DE Los puntos de recarga eléctricos en farolas
La imagen de arriba, de la Burnaby Crescent St. de Londres, fue tomada hacia junio de 2017 por el canal Fully Charged. En ella podemos observar cómo Kieran Taylor explica al entrevistador el sencillo mecanismo de Ubitricity. Basta con abrir la tapa, descubrir el enchufe bajo ella y cargar nuestro coche con un cable.
El único trámite que debemos hacer es pedir por correo el cable, que como vemos es especial y nos identifica. Este cable dispone de su propio contador portátil. En palabras de Hechtfischer, la caja es “una combinación entre un smartphone y un contador inteligente”. Gracias a él la compañía eléctrica sabe que somos nosotros quienes estamos recargando el vehículo, así como qué farola usamos, cuántos kWh hemos consumido y en qué tiempo, etc.
Todas estas métricas no son importantes solo a efecto de facturación. Saber dónde hay más demanda nos señala los barrios que requieren de una adecuación de más farolas y, eventualmente, de un rediseño de la red eléctrica si hiciese falta.
Para el usuario no hay más mecanismo. No tendremos que sacar la tarjeta de crédito ni abandonar el aparcamiento en un tiempo determinado. Es una plaza más, pero esta tiene cargador para vehículo eléctrico. Así de sencillo. Tan sencillo que el cable viene sin instrucciones. Es totalmente plug&play, y en Londres o Berlín se empiezan a instalar cada vez en más calles.
Por qué necesitan las ciudades estos dispositivos
Ubitricity (ubi-tri-city) es un juego de palabras entre ciudad, energía y ubicuidad. Podría traducirse como el mecanismo para llevar electricidad a tu coche en cualquier punto de la ciudad. Como hemos adelantado en la introducción, necesitamos que las electrolineras estén más cerca de nuestros domicilios.
A pesar de que los puntos de recarga rápida son cada vez más potentes, el objetivo de estos picos es lograr una carga rápida poco frecuente. Es decir, si un día puntual vemos que nos quedan pocos kWh, podemos hacer uso de una gran cantidad de potencia para cargar el vehículo. Esto es muy útil si paramos para comer en un restaurante de carretera en mitad de un viaje y necesitamos un impulso extra en poco tiempo. Sin embargo, este tipo de uso no es el deseado.
Para empezar, una batería eléctrica cargada así de manera frecuente acabará sufriendo más que una cargada a bajo voltaje. Además, los picos de potencia diurnos son indeseables en las ciudades. Podemos comparar una ciudad con una casa: si ponemos el horno, la lavadora, la televisión y la plancha a la vez, haremos saltar los plomos. Lo ideal es distribuir los consumos a lo largo del día, y no hacerlo nos penalizará.
Almacenar la energía es difícil, por lo que la carga del vehículo eléctrico se realiza con la del mix energético de cada minuto. Si cargamos el coche durante el día, especialmente si lo hacemos a alta potencia, estamos contribuyendo al encendido de centrales térmicas altamente contaminantes porque el consumo es elevado. Pero si lo hacemos lentamente durante 12 horas por las tardes y noches, favorecemos el encendido de los molinos eólicos limpios.
Esto es importantísimo, ya que de nuestras costumbres de carga depende la reducción del impacto ambiental. Inventos como electrificar la ciudad (de nuevo) con farolas puede ayudarnos a reducir considerablemente la contaminación.
De ahí que sea clave cargar el vehículo lentamente por la noche. El sistema de Ubitricity hace la vida de los dueños de los vehículos eléctricos mucho más cómoda. Esperamos verlo pronto en países como España, ya que hay municipios sin puntos de recarga pero farolas en todos ellos.
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Imágenes | Ubitricity, Electromaps, Fully Charged