La testosterona es una hormona esteroidea del grupo andrógeno producido tanto por género masculino como por femenino, no sólo en mamíferos ni en una etapa específica de la vida. El título de este artículo hace referencia a la clásica comparativa (independientemente de que se hable o no de eSports): la concentración de testosterona en hombres es diez veces superior a la que encontraríamos en el plasma sanguíneo femenino.
Sasha «Scarlett» Hostyn, joven canadiense de 23 años, ha logrado el Récord Guiness por ser la videojugadora profesional con mayores ingresos, marcando una cifra máxima de 144.414 dólares a lo largo de los 91 torneos de eSports en los que ha participado.
Sobre este invisible galardón, las voces enconadas han criticado dos apuntes. Uno: no debería existir una clasificación individual entre géneros. Dos: ella es una mujer transgénero. Sobre el primer punto, esto es algo que compete a la Organización y su taxonomía oficial. Sobre el segundo ya se han escrito ríos de tinta.
LUCHANDO CONTRA TODOS
Sasha Hostyn es transexual. No bastando con luchar contra las burlas y humillaciones de ser una mujer en un mundo esencialmente masculino (el de eSports), también se ha visto ante la desacreditación eventual de colectivos que anulaban sus méritos, mientras se la liaban con papel de fumar hablando de ADN y pares de genes, a sabiendas que las principales publicaciones académicas insisten en que los videojuegos reducen las presuntas distancias entre géneros.
Hablemos de Starcraft. Este juego es uno de los eSports más exigentes que existen. No hay un límite de acciones como en League of Legends, sino que demanda velocidad y control perito. De hecho, es uno de los pocos eSports donde la edad no importa un comino. Imagina un ajedrez frenético a la orden de 300 acciones por minuto y copado de estallidos de color, y tendremos una noción básica de uno de los juegos de estrategia en tiempo real más notorios de todos los tiempos.
En Starcraft II existen 3 razas jugables: Protoss, Terrans y Zerg. Los primeros son resistentes a daño físico, sobre lo que siempre se ha achacado cierto OP (overpower, en referencia a que están artificialmente inflados, ya sea en armadura, magia o ataque). Los Terrans son la raza más solvente y equilibrada, preferente en tecnología. Los Zerg requieren ser frenético en el ataque, más rápido que ninguno y no arriesgar tantos recursos como un Protoss. Es decir, es la raza más difícil de dominar.
Scarlett juega con Zerg. Scarlett ha machacado a jugadores de todas las clases y es una de las tres profesionales femeninas que ha ganado en un torneo de Corea del Sur, nicho capital de los mejores jugadores del mundo. Es decir: ha vencido en un área mucho más competitiva que el sector occidental. Actualmente ostenta el puesto número 32 en los ranking globales, sin divisiones de género. Ha llegado a estar en el número 20.
ENCONTRANDO TU SITIO
En los deportes olímpicos, los deportistas transgénero sufren una persecución específica tanto por la organización como por sus compañeros. Al segmentar por género, sus compañeros se oponen de manera celosa ante lo que consideran una desventaja, una rivalidad que reciben por parte de los dos géneros. La luchadora Fallon Fox sufrió un escarnio continuo tras confirmar que era la primera atleta transgénero en la historia de la MMA. Parece que sólo nos encontramos cómodos cuando compartimentados todo en cajones de seguridad.
Aunque no podemos comparar las diferencias físicas entre dos atletas de MMA, los videojuegos aún copan titulares diarios bañados por la endogamia y la misoginia. Y, mientras que la empatía hacia la homosexualidad ha crecido exponencialmente durante las últimas dos décadas, las personas trans aún no cuentan ni con una tolerancia mínima. Un reminder: todos los seres humanos somos género femenino durante el primer mes de gestación.
Las hostilidades hacia la Iron Lady se han dado incluso en su club de fans pero, hasta la fecha, ella nunca se ha rendido: ha concedido entrevistas y ha domeñado a sus rivales una y otra vez. La toxicidad no va a lograr envenenarla.
Peor suerte corrió la estadounidense María Creveling. Antiguamente conocida como ‘Yuno’, después como ‘Remigia’ y actualmente como ‘Sakuya’, la jugadora transexual de League of Legends ha marcado algunos de los mayores hitos en Renegades, club al que ha pertenecido más tiempo.
Con ellos terminó la temporada de la Challenger Series en segundo puesto, tras un récords de ocho victorias y dos derrotas. Su juego llevó al equipo a superar los playoffs, vencer en la final a Team Coast y entrar directamente al NA LCS. Pero la presión y los comentarios destructivos la llevaron a tomar distancia y abandonar el club. En la actualidad es support de Kaos Latin Gamers, única mujer en el roster.
Con cada pseudónimo hacía borrón y cuenta nueva. Se vio presionada a escribir un comunicado para, simplemente, tomar esa necesaria distancia. La pregunta es: ¿cómo forjar una carrera de rigor mientras la presionan para que se desvanezca, agotada de tanta burla, sumado a la presión de estar a las puertas de ser la primera mujer en entrar en la NA LCS?
LA EXCEPCIÓN QUE CONFIRMA LA REGLA
Efectivamente, el género no debería ser acicate para tratar de una u otra forma a una jugadora. Como la propia Scarlett reitera: «que mi juego hable por mí». Tal y como otras leyendas de StarCraft como ‘Aphrodite’ o ‘kaitlyn’, ellas han demostrado que la influencia en el juego y el rendimiento en los eSports es idéntico. Popular es la historia donde ToSsGirL vio jugar a BoxeR por televisión y entonces, con apenas 16 años, decidió que quería ser jugadora profesional. Y así fue.
El mundo que nos rodea reacciona a las ambiciones y las juzga, determina la competencia en torno a condicionantes ambientales y no frente a los méritos reales. Las fuerzas de la sociedad entierran los anhelos a través de esos modelos de seguridad. Pero pensemos en un videojuego como Street Fighter: si es Ryu quien te está dando una paliza, ¿qué tendrá que ver si ese Ryu está controlado por un hombre o una mujer?
Citamos nombres como Julia ‘Juliano’ Kiran o a la española Ana ‘aNouC’ Oliveras para confirmar que, en realidad, sí hay mujeres en los eSports. Cuando en realidad lo que estamos haciendo es destacar el habitual “una entre un millón” para fortalecer una posición discriminatoria. Esta excepción confirma la regla de que hay menos mujeres y no es por una cuestión de meritocracia o falta de talento, sino por una minusvaloración desde la raíz en las bases de la competición.
En conclusión: lo que Sasha «Scarlett» Hostyn ha logrado, y así ha sido reconocido con su sueldo, no atiende a cantidades de testosterona en sangre, sino a un talento que sólo responde a las reglas que el propio juego impone. Un juego que, pese a la igualdad de cifras, no ofrece equidad de actuaciones. Pero que al menos, pasito a pasito, se acerca a conseguir.
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