Las siglas ADSL han sido sinónimo de la conexión de Internet durante muchos años, pero en los últimos tiempos ha cobrado fuerza otra palabra mágica para designar a la tecnología de conexión con la Red: la fibra.
En todas partes se habla de la fibra como sinónimo de la excelencia en el acceso a Internet. Los proveedores de telecomunicaciones llenan sus catálogos con ofertas y promociones donde el centro de atención es precisamente ese, la fibra. Los contenidos también, pero esa es otra historia.
Incluso la conexión mediante cable ha adoptado la palabra fibra como sinónimo, porque la realidad es que decir “fibra” vende más que decir “cable”.
A la fibra se asocian virtudes tales como la velocidad, la posibilidad de descargar archivos a velocidades de cientos de “megas”, o el acceso a servicios convergentes para las comunicaciones de voz y/o vídeo a través de Internet, así como los relacionados con contenidos multimedia bajo demanda.
Pero más allá de estos conceptos, hay una realidad concreta y tangible a la que se puede sacar mucho más partido si nos paramos un momento a indagar en ella.
¿Qué es la fibra (óptica)?
La fibra es el cable de conexión digital por excelencia en el siglo XXI y posiblemente durante los venideros. Los cables de fibra, finos como cabellos, están construidos esencialmente con silicio en vez de los de cobre usados tradicionalmente en las líneas ADSL, y usan luz en vez de electricidad para mover los datos a velocidades máximas que superan en muchos órdenes de magnitud las que manejamos hoy en día en ADSL.
En las conexiones de Internet por fibra hasta el hogar (FTTH), los proveedores de comunicaciones usan cables ópticos desplegados por toda la ciudad o la población de que se trate, y en los nodos de servicio la “reparten” mediante splitters (separadores) entre todos los edificios, llevando un cable de fibra hasta cada casa.
Las conexiones de Internet de cable, por su parte, usan un sistema híbrido (HFC) de fibra óptica para comunicar los nodos de comunicaciones en los diferentes barrios donde dan servicio y cable coaxial para llevar la conexión de Internet desde esos nodos a los hogares. El cable coaxial es mejor que los cables de cobre de ADSL, pero las velocidades máximas que ofrecen presentan límites que la fibra no tiene.
Simétricas o no simétrica, esa es la cuestión
Con ADSL y cable era habitual trabajar con dos velocidades de conexión: la de bajada y la de subida. La primera indica la velocidad con la que “descargamos” y la segunda, la velocidad a la que “subimos cosas” cosas a Internet.
Tradicionalmente, la de bajada era la que importaba más, pues era la que nos permitía descargar archivos en una época en la que éramos más consumidores que creadores de contenidos. Pero eso está cambiando, y la velocidad de subida cobra protagonismo a medida que grabamos más vídeos o usamos un mayor número de servicios en la nube.
Las conexiones simétricas indican que la velocidad de subida y bajada es la misma, de modo que si tenemos 300 “megas” de bajada, también tenemos 300 “megas” de subida.
¿Qué son los “megas”?
Las unidades de velocidad de las conexiones de internet vienen dadas en los famosos “megas”. Hablamos de 30 megas, 50 megas o 300 megas, por ejemplo. Y sabemos que 300 es mejor que 30. Pero si queremos poner esa velocidad en relación con, digamos, el tamaño de un archivo, tenemos que usar una conversión intermedia para comparar peras con peras. Al menos para archivos, pues en el caso del streaming de vídeo o audio se usan las mismas unidades.
Así, imagina un archivo que ocupe 3 GB de espacio. O un gigabyte, por decirlo sin abreviatura. Con una conexión de 300 “megas”, estamos diciendo que tenemos una velocidad de 300 Mbps (o megabits por segundo). Pero son mega-bits, no mega-bytes. Por lo que ese archivo de 3.072 megabytes (1 giga = 1.024 megas) no se descargará en 10 segundos (300 megas por segundo en 10 segundos = 3.000 megas). En realidad, el archivo de 3 GB tiene un número de bits que se obtiene multiplicando por ocho el número de bytes (1 byte son 8 bits). Así que tendremos que el archivo tiene 3.072 x 8 megabits. Es decir, 24.576 megabits. Con una conexión de 300 “megas” (Mbps), tardaremos 81,92 segundos en descargarlo.
Por decirlo de un modo que se entienda: en poco menos de un minuto y medio podríamos tener el equivalente aproximado de cuatro DVD transferidos desde Internet a nuestro ordenador.
Para el caso del streaming, los contenidos multimedia se transmiten a velocidades que, esta vez sí, se miden en Mbps o kbps (kilobits por segundo). Así, una canción con una calidad media que escuchemos a través de, por ejemplo, Spotify, se transmite a unos 96 kbps (0,096 Mbps aproximadamente). Para contenidos Full HD, se necesitan velocidades de unos 5 Mbps.
La latencia o cómo de avispada es la fibra
Imagina que te hablan de un bar que atiende súper rápido las mesas. Entras, pides un café y al cabo de cinco minutos de espera ves que uno de los trabajadores se mueve tan rápido como Flash, y en dos segundos ha puesto el café.
Falta el azúcar y, de nuevo, pides el sobre. Esperas cinco minutos y al cabo de ese tiempo, vuelves a ver cómo te traen el sobre (en plan Flash), en medio segundo.
Para pagar, lo mismo. Pides la cuenta, tardan diez minutos en sacar el ticket pero te lo llevan a la mesa en un segundo de reloj.
En cierto modo, son súper rápidos haciendo las tareas, pero son muy lentos procesando las peticiones. A efectos prácticos, es casi peor que un bar donde sean más lentos en las operaciones, pero más rápidos atendiendo.
En Internet pasa algo similar: la conexión puede ser muy rápida, pero si las peticiones son lentas, no hacemos nada. El parámetro que mide la agilidad en la atención de esas peticiones es la latencia. En la analogía del bar, la latencia sería el tiempo que tardan entre que pedimos algo y se ponen a la faena. A menor latencia, más rápido nos atienden. En las conexiones de fibra, esta latencia es de menos de 10 ms, incluso en el entorno de los 5 ms.
Esta cifra es mejor que en las conexiones ADSL, y permite que se usen servicios donde la velocidad de respuesta es más importante que la velocidad de transferencia. Desde páginas como SpeedTest, puedes medir la velocidad de tu conexión, con un apartado dedicado precisamente a medir la latencia
Qué podemos hacer con la fibra óptica
Ahora que ya manejamos algunos conceptos básicos sobre algunas modalidades de acceso a Internet, podemos dar unas pistas para sacar más partido a este tipo de conexiones. Para que te hagas una idea, una velocidad de 300 megas, hace unos pocos años, sería un lujo incluso para muchas empresas. Y tendría un coste incluso de tres ceros mensuales en el caso de ser simétrica.
Monta tu servidor web en casa
Esta aplicación es un poco para frikis, pero no es tan complicado como parece. Imagina tener tu propio blog sin depender de ninguna empresa de hosting. Al menos para iniciarte en este campo es una posibilidad real y tangible, especialmente con conexiones simétricas de 300 Mbps o 50 Mbps.
Hay aplicaciones que permiten instalar todo lo necesario para convertir tu ordenador en un servidor, como XAMPP. Después, puedes instalar WordPress, por ejemplo, y montar tu blog.
Es preciso configurar servicios de redireccionamiento dinámico de DNS, eso sí, aunque los routers de gamas medias y altas suelen incluir este servicio gratuitamente, por lo que podrás tener incluso tu propio nombre de dominio para estar online. Además, con la velocidad de la fibra, será posible dar servicio a muchos usuarios a la vez sin problemas de velocidad.
Monta tu servidor de email
Otra posibilidad es la de montar tu propio servidor de correo electrónico en casa. Básicamente lo que hizo Hillary Clinton que tanto revuelo causó en su momento en Estados Unidos. Es otra aplicación reservada en principio para usuarios expertos, pero es más fácil de lo que parece y sin que nos cueste un euro.
Monta un servidor de archivos en tu casa
Si no te fías de la nube para almacenar archivos, puedes instalar un equipo NAS en casa para configurarlo como repositorio para documentos, fotos, vídeos o archivos en general. Es un uso que se beneficia especialmente con conexiones simétricas, con equipos NAS de fabricantes como Synology, que incluso hacen una copia de seguridad de las fotos en nuestro móvil guardándolas en el servidor de casa aunque estemos en el otro lado del mundo.
También podemos usar un router con una conexión USB que permita conectar unidades de almacenamiento externo, lo cual resta fiabilidad, pero mantiene una funcionalidad que puede ser útil en más de una ocasión.
Transmite tus programas en directo
Gracias al streaming, podemos emitir nuestros propios programas y emisiones aprovechando de manera especial las conexiones simétricas. Para emitir y compartir contenidos en streaming, es más importante la velocidad de subida que la de bajada.
Una forma de compartir contenidos multimedia es instalando un servidor como Plex en un equipo del hogar. Hay tutoriales que permiten hacerlo de un modo sencillo, aunque se requiere un cierto grado de conocimientos técnicos para ello.
Juegos online con una latencia mínima
Si hay un escenario donde la latencia es importante es el de los juegos online. Para poder jugar con las máximas garantías, además de una buena velocidad es preciso tener una latencia tan baja como sea posible. Y, precisamente, las conexiones de fibra suelen tener una latencia mínima si están bien desplegadas.
Además, en algunos televisores Smart (LG, Philips y Samsung), empiezan a verse preinstaladas apps para jugar usando servicios de suscripción a servidores de gaming como GameFly.
Accede remotamente a tu ordenador
Las altas velocidades y bajas latencias son también ideales para usar aplicaciones que, aún siendo desconocidas para la mayoría, son excepcionales en cuanto a utilidad. Por ejemplo, TeamViewer permite acceder remotamente a nuestro ordenador de casa desde cualquier lugar del mundo.
También es práctico para realizar asistencia remota en caso de que algún familiar o amigo poco hábil con el ordenador se meta en problemas, o para que algún colega nos eche una mano con alguna dificultad técnica que pueda surgir con nuestro PC o Mac.
Usa la nube como si fuera un ordenador en casa
Existen recursos cloud que se pueden configurar a modo de repositorio para fotos, vídeos y archivos en general. Flickr, Google, Microsoft o Amazon, entre otros, ofrecen servicios para almacenar y compartir este tipo de contenidos con precios que van desde lo gratuito a cantidades muy comedidas con carácter mensual o anual. También puedes tener tu nube personal con tu operador de telefonía, como es el caso de Orange con su Orange Cloud
Las velocidades propias de la fibra permiten manejar los archivos en la nube de un modo prácticamente similar al que usaríamos si estuviesen en nuestros equipos locales.
full hd, 4K y 4k con hdr
Actualmente, para contenidos Full HD, no se necesita un ancho de banda especialmente elevado para disfrutar de una calidad aceptable en los contenidos que consumamos, sean «pelis», series o documentales. Pero ya empiezan a emitirse contenidos en formatos como 4K y 4K con HDR e incluso 8K. Este tipo de emisiones aumenta en varios órdenes de magnitud el ancho de banda necesario para transmitirlas.
Según datos de Netflix, se necesitan 25 Mbps para transmitir UHD o 4K. Y si añadimos HDR pasamos a unos 28 Mbps sólo para Netflix. Incluso con una conexión de 50 Mbps, si además usamos comunicaciones de vídeo como Skype, o accedemos a otros servicios cloud, podemos tener problemas de congestión.
Trabaja desde casa
Con la fibra, el teletrabajo es otra de las actividades que podemos desarrollar cómodamente. Conectarnos con la oficina remotamente o acceder a servidores, aplicaciones o plataformas de videoconferencia es pan comido para la fibra óptica.
Eso sí, es importante tener bien configurados los equipos que necesitemos para trabajar, de modo que aprovechen al máximo las posibilidades de esta modalidad de acceso a Internet.
Y ESTUDIA
La fibra permite acceder a los portales con recursos educativos con una gran agilidad. Especialmente cuando se trata de contenidos multimedia. Durante una sesión de investigación acerca de temas escolares o universitarios, es habitual tener muchas instancias abiertas del navegador, junto con sesiones de Skype, descarga de archivos, así como subida de los mismos si compartimos los recursos que tenemos con otros compañeros.
Todo ello hace que una parte importante de la conexión de Internet esté ocupada por las tareas escolares. La fibra, especialmente la modalidad de 300 Mbps simétrica, es perfecta para dejar un margen amplio a un uso compartido y sin cuellos de botella.
En este punto es interesante la propuesta de Orange, con un producto de conectividad especialmente pensado para los estudiantes universitarios con condiciones muy interesantes en cuanto a precios y la posibilidad de suspender el servicio hasta 6 meses.
Seguridad y hogar conectado
Uno de los escenarios de uso que empiezan a atraer a un mayor número de usuarios es el del hogar conectado, con un énfasis especial en la seguridad. Las cámaras de videovigilancia son cada vez más populares entre los propietarios de casas gracias a la facilidad con la que se instalan y la calidad de los vídeos e imágenes que podemos ver a través de un portal web o una app móvil.
De nuevo, para disfrutar al máximo de estas soluciones de seguridad, es importante disponer de una conexión de Internet rápida, especialmente en la velocidad de subida para que lo que veamos en las cámaras tenga la mayor calidad y el menor retardo posible. Las conexiones simétricas de fibra son las más recomendables en este apartado.
Otros dispositivos propios del hogar conectado, como termostatos, sensores de presencia, de humos o de fugas, también pueden añadirse a nuestra red fácilmente y hacer que hablen con Internet de un modo fiable y ágil.
Internet al máximo de rendimiento en todos los dispositivos
Con una velocidad de 50 Mbps o incluso 300 Mbps, podemos usar Internet en todos los dispositivos de la casa sin que suponga un problema de saturación de la red. Eso sí, necesitamos tener una red local bien instalada donde todos los routers, repetidores o dispositivos conectados estén bien configurados y con el tipo de conexión apropiado.
Por ejemplo, una Smart TV o una consola se benefician de las conexiones cableadas Ethernet, especialmente para el capítulo de los juegos, donde la latencia es vital. Las conexiones WiFi pueden añadir bastantes milisegundos a este parámetro, lo cual no es óptimo de cara a partidas multijugador, por ejemplo.
Ojo con la instalación
Un punto crítico a la hora de aprovechar la fibra al máximo es el de la instalación de la red local en casa. Por mucho que nos lleguen 300 Mbps a casa a través de fibra, si configuramos mal las redes WiFi o los dispositivos conectados, la red irá lenta.
En este sentido, proveedores de Internet y telecomunicaciones como Orange se han dado cuenta de esta circunstancia y están ofreciendo servicios de consultoría e instalación de la fibra para asegurar que los usuarios van a sacar el máximo partido de sus megas, ya sean 50 simétricos o 300 simétricos.
Este servicio incluye, por ejemplo, aconsejar sobre la mejor disposición de los equipos. A veces es mejor que el router esté en el salón, otras es mejor que se instale en el despacho, por ejemplo. También ofrece servicios de medición de la señal WiFi en las estancias de la casa, de modo que se pueda planear una estrategia de despliegue de repetidores inalámbricos o dispositivos PLC.
De este modo, tendremos la seguridad de que vamos a aprovechar todo el potencial de una conexión de fibra sin letra pequeña sobre rendimientos por debajo de lo que sería deseable.
Las propuestas de fibra pueden venir acompañadas de servicios de televisión y vídeo bajo demanda, así como de telefonía fija y móvil. Es una tendencia adoptada por los proveedores de Internet. De nuevo, la fibra es óptima para este tipo de servicios, ya que en última instancia usan Internet para llevar los contenidos a nuestra tele. Con ADSL había que compartir la capacidad disponible entre ellos y nuestra conexión de Internet, mientras que con la fibra hay margen de sobra para que Internet vaya por su lado y las series, deportes o películas, por otro.
Antes de pensar en dar el salto a la fibra, recuerda comprobar si tienes cobertura de la misma. Cada proveedor va añadiendo zonas geográficas a su radio de cobertura de la fibra. Lo habitual es que sea amplia en las grandes ciudades, pero a medida que decrece el número de habitantes es más fácil encontrar ADSL que fibra. Para consultar la cobertura, los proveedores ofrecen herramientas para comprobar si estamos en disposición de contratar la banda ancha de alta velocidad. Por ejemplo, en Orange se puede consultar aquí.
Foto | optics Wikipedia US Air Force