Thomas Ollivier es un director creativo con 10 años de experiencia internacional en los que ha trabajado para marcas como Nespresso, Netflix, Wilkinson o Nissan. Sin embargo, más allá de su actividad como diseñador de campañas publicitarias, en su web nos podemos encontrar con sorprendentes propuestas que acercan su trabajo a la poesía visual de artistas como Joan Brossa o Chema Madoz. En una de sus últimas series de fotografías –Re:Birth-ha recreado algunas de las aplicaciones más populares de la era digital, como Spotify, WhatsApp o Facebook convirtiéndolas en productos del mundo pre-internet.
Whatsapp convertido en walkie-talkie
Qué duda cabe de las ventajas que ha aportado a nuestra comunicación WhatsApp, pero los que ya peinamos canas no podemos dejar de sentir un escalofrío al ver esta imagen de Thomas Ollivier. Algunos de nosotros tuvimos en nuestras manos aparatos similares a este y, con ellos, coordinamos invasiones de planetas lejanos junto a nuestros amigos del barrio. «Cambio y corto».
Un casete llamado Spotify
¿Y qué decir de esos casetes que rebobinábamos con un boli Bic? Por cierto que, si los más jóvenes queréis saber cómo sonaban estas cintas, estáis de enhorabuena. Museos sonoros como Conserve the Sound conservan el sonido de dispositivos antiguos y analógicos. Este proyecto comenzó en 2013 y ha crecido y evolucionado hasta alcanzar una colección de sonidos considerable.
Si os habéis quedado con ganas de más, la Biblioteca Nacional de España ha iniciado su primer proyecto de digitalización masiva centrada en soportes magnéticos de audio (casetes y cartuchos) y vídeo (VHS y beta) que tiene como objetivo conservar un pasado que se nos escapa. Unos soportes que no sólo tienen un alto riesgo de deterioro físico dada su naturaleza, sino que se enfrentan además a una tecnológica obsoleta, pues la disponibilidad de lectores adecuados y funcionales es cada vez menor, no sólo en el mercado, sino en las instituciones depositarias de este tipo de fondos.
Que no seremos nosotros los que digamos algo en contra de Spotify, pero la casete…Ay, la casete.
instagram, esa cámara con carrete
Seguimos este viaje al pasado de hoy con Instagram, esa aplicación que tan poco nos gusta pero que tanto utilizamos para actividades tan útiles como fotografiar nuestra cena o poner morritos frente al objetivo de una cámara digital insertada en nuestro smartphone, un dispositivo que ni siquiera podíamos imaginar cuando pasábamos carrete, allá por el Pleistoceno. Nos la jugábamos en cada foto, pues no había posibilidad de rectificar o disimular la falta de pericia con un filtro. Eso sí que era vivir en el filo.
facebook, un «BUSCA» que ya nos ha encontrado
Sí, amiguitos, hubo un tiempo en el que no era fácil encontrarnos y, para hacerlo, surgió un aparato que se llamó «busca» o mensáfono. Este cacharro -cuyas características podéis descubrir en la Wikipedia– reproducía mensajes alfanuméricos cortos, utilizando señales de radio para enlazar un centro de control de llamadas con el destinatario. Pero estamos hablando de un tiempo muy lejano, cuando no cedíamos nuestra intimidad o localización geográfica para que fuera accesible por el resto del planeta solo con un click. Hoy no hace falta que nos busquen, lo difícil es que no nos encuentren.
Bueno, y no seguimos porque ya hemos llorado bastante sobre el teclado y se nos va a estropear. Sirvan estas imágenes como muestra del trabajo de Thomas Ollivier cuya contemplación os recomendamos si vuestra vida social digital os deja un respiro.