Las profesoras implicadas en el proyecto “Yo quiero ser científica”. De izq. a dcha.: Idoia San Martín Biurrun, Aránzazu Jurío Munárriz, Silvia Díaz Lucas, Edurne Barrenechea Tartas, Patricia Aranguren Garacochea, Leyre Catalán Ros, Marisol Gómez Fernández, Alicia Martínez Ramírez y Gurutze Pérez Artieda.
Yo quiero ser científica es una obra de teatro que busca visibilizar modelos para que las niñas puedan identificarse y e inspirarse con el fin de incrementar su interés por la ciencia y la tecnología al ser las propias investigadoras quienes darán vida a dichos personajes históricos. Esta obra, pensada para niñas y niños de entre 8 a 11 años, es una iniciativa de nueve profesoras de diferentes titulaciones de ingeniería de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) que tratan de romper la brecha de género que hace que las mujeres tengan menos presencia en las llamadas disciplinas STEM (ciencias, matemáticas e informática). Más de la mitad de los estudiantes universitarios de España son mujeres, según los datos de la OCDE. Sin embargo, si solo tenemos en cuenta las disciplinas agrupadas bajo el acrónimo STEM las estudiantes representan solo un 30%, mientras que en ingeniería son el 23%.
“Es difícil recordar nombres de mujeres que hayan destacado en la ciencia y la tecnología más allá de Marie Curie -explica Gurutze Pérez Artieda, investigadora del Instituto de Smart Cities (ISC) de la UPNA y docente adscrita al Departamento de Ingeniería Mecánica, Energética y de Materiales-. Sin embargo, existen muchas más y han aportado cosas importantes. Queremos conocerlas y que se conozcan para animar a las niñas a que desarrollen su vida profesional en los ámbitos de la ciencia y la tecnología”.
En Yo quiero ser científica, cada una de las profesoras de la UPNA encarna a una de las siguientes científicas:
Hipatia de Alejandría
Vivió a caballo entre los siglos IV y V en dicha ciudad egipcia. Fue una maestra de prestigio en la escuela neoplatónica y realizó importantes contribuciones a la ciencia en los campos de las matemáticas y la astronomía.
Escribió el “Comentario de la ‘Aritmética’ de Diofanto”, uno de sus matemáticos favoritos, que dio un impulso decisivo al álgebra con la creación de unos signos matemáticos que simplificaban y agilizaban las operaciones y los cálculos. Realizó también, en “Las Tablas o Canon Astronómico”, un análisis matemático de los movimientos de los astros descritos por Tolomeo. Además, confeccionó un planisferio celeste y un hidroscopio para pesar los líquidos.
Maria Sibylla Merian
Hoy en día se la considera como una de las precursoras de la moderna entomología (estudio científico de los insectos), gracias a sus minuciosas observaciones y a su descripción (ilustrada por ella misma) de la metamorfosis de las mariposas y otros insectos.
Su publicación más famosa describe la metamorfosis de los insectos de Surinam, excolonia holandesa en América, a la que viajó a principios del siglo XVIII. Las ilustraciones de esta obra causaron furor en la Europa del momento.
Ada Lovelace
Tradujo al inglés un documento publicado en una revista francesa sobre un invento del científico Charles Babbage, “La máquina analítica”, considerada el antecedente de los modernos ordenadores. Ada Byron añadió notas explicativas a la traducción, dando lugar así a los primeros programas para ejecutarse en la máquina analítica. Sus anotaciones incluyeron el sistema de tarjetas perforadas, que sería el utilizado para programar los primeros ordenadores a mediados del siglo XX.
Sofia Kovalévskaya
Consiguió ser profesora de universidad (en la de Estocolmo, recién creada entonces), a pesar de que ninguna institución de educación superior en Europa admitía entonces a mujeres como docentes.Sus investigaciones se centraron en el análisis matemático. Su nombre ha pasado a la historia por el Teorema de Cauchy-Kovaleskaya. Se especializó en la teoría de funciones abelianas. Su mayor éxito matemático fue la investigación que desarrolló sobre la rotación de un sólido alrededor de un punto fijo, por el que obtuvo el Premio Bordin de la Academia de Ciencias de París. También escribió obras literarias.
Marie Sklodowska-Curie
Licenciada en Física y Matemáticas en la Sorbona de París (Francia), allí conoció al profesor de Química Pierre Curie, con quien se casó y desarrolló sus investigaciones. Con él descubrió dos elementos radiactivos: el polonio y el radio. Durante la I Guerra Mundial, creó los primeros centros radiológicos para uso militar. Fundó también el Instituto Curie en París y en Varsovia (Polonia).
Emmy Noëther
Esta matemática (Alemania, 1882-Estados Unidos, 1935) está considerada la madre del álgebra moderna por sus teorías sobre anillos y cuerpos, pero sus aportaciones a la ciencia no se restringen solo a las Matemáticas. Su trabajo es fundamental para entender todas las teorías de la física, incluida la de la relatividad. De hecho, Albert Einstein la calificó de “genio matemático”.
En física, el famoso teorema de Noëther explica la conexión fundamental entre la simetría de los sistemas y la cantidad de energía que se conservan en dichos sistemas. Este teorema, conceptualmente sencillo y matemáticamente muy complicado, ha sido calificado como “el teorema más bello del mundo”.
Edith Clarke
Fue la primera mujer en titularse en Ingeniería Eléctrica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), aunque antes se había graduado en Matemáticas y Astronomía.Desarrolló un tipo de software para máquinas que preparó el camino para las computadoras electrónicas digitales. Fue la primera mujer contratada profesionalmente como ingeniero eléctrico en los EEUU. Trabajó durante 25 años en la empresa General Electric. Desarrolló y difundió métodos matemáticos que simplificaron y redujeron el tiempo empleado en la solución de problemas en el diseño de sistemas eléctricos.
Klara Von Neumann
Escribió el código usado en MANIAC I (una de las primeras computadoras), máquina desarrollada por el matemático que describió las bases de la informática moderna John von Neumann –que fue uno de sus cuatro maridos– y el ingeniero Julian Bigelow.
También estuvo involucrada en el diseño de los nuevos controles de la máquina ENIAC, uno de los primeros ordenadores electrónicos, y fue una de sus primeras programadoras. Su trabajo fue fundamental para realizar la primera predicción del tiempo por ordenador, un experimento que supuso un gran avance en su momento.
Hedy Lamarr
Esta ingeniera (Austria, 1914-Estados Unidos, 2000), cuyo verdadero nombre era Hedwig Eva Maria Kiesler, trabajó inicialmente como actriz de cine, por lo que se trasladó a Hollywood, donde rodó una treintena de películas.
Es la coautora de la tecnología en la que se basa el wifi moderno. La utilidad de su invento fue descubierta en la Crisis de los misiles entre Estados Unidos y Cuba en 1962, al servir para controlar torpedos y comunicaciones. Aún se encuentra en uso para redes móviles, dispositivos Bluetooth y wifi.
yo quiero ser científica…pero no tengo modelos
Todas las participantes en Yo quiero ser científica tienen en común el haber cursado titulaciones científico-tecnológicas y desarrollar su vida profesional en este ámbito. “Nos iniciamos en un mundo que parecía para hombres, pero nos gustaba. Ahora, observamos con preocupación que la situación no ha cambiado, ya que las chicas siguen sin elegir estudios de ingeniería y ciencias, que son emocionantes y ayudan a mejorar el mundo. Es una lástima”, lamenta la responsable del proyecto.
“Creemos que parte del problema está en que no existen modelos visibles en los que las chicas puedan mirarse, personas admirables con las que identificarse y servirles de inspiración, mujeres científicas que hayan vivido algo que ellas puedan intuir como bonito, divertido y constructivo. En Yo quiero ser científica nos gustaría enseñarles esas científicas del pasado que vivieron vidas plenas, con sus problemas y sus éxitos —indica Gurutze Pérez Artieda—. También queremos que vean que hoy en día la situación es más fácil y tanto chicas como chicos pueden dedicarse a aquello que más les gusta. ¿Por qué no a la ciencia y a la tecnología? Buscamos que tanto chicas como chicos que estudian en colegios e institutos puedan conocer modelos de científicas, del pasado y del presente, para que en el futuro no sea necesario destacarlas”.